No caben más hipocondriacos en el Himalaya. ¿Dolor de cabeza? Helicóptero. ¿Un par de estornudos? Helicóptero. ¿Estómago inquieto? Helicóptero. Aquellas nieves vírgenes de pioneros indómitos y resilientes las ocuparían hoy una turba de pusilánimes si atendiéramos al número de rescates del último año. Pero no todo es culpa de Instagram y la democratización o vulgarización de la montaña, según las fuentes. Influye también un fraude millonario que Nepal se esfuerza en embridar.

La práctica era conocida pero se ha multiplicado en los dos últimos años. Los sherpas presionan a los montañeros primerizos para que pidan el rescate ante la primera dificultad y el helicóptero los conduzca a hospitales privados. De la trama se enriquecen sherpas, compañías de rescate y centros médicos a costa de las aseguradoras. Estas se plantaron meses atrás y exigieron medidas rotundas al Gobierno para no abandonar Nepal. El timo contempla diferentes variantes.

Los montañeros también están involucrados en algunos casos. Los sherpas se impacientan en otros y añaden laxante a la comida comunitaria. Y casi siempre los montañeros evacuados en grupo reciben instrucciones para asegurar que fueron sacados uno a uno y facturar así más vuelos. En Nepal se pelean unas dos mil compañías de trekking por llevar a los 225.000 turistas anuales hasta las nieves del Himalaya. Muchas de ellas, carecen de licencia.

En ese ecosistema de competitividad extrema no es raro que algunas ofrezcan viajes por debajo del coste esperando que los sobornos compensen la inversión. No existe una base oficial que centralice todas las salidas de helicópteros y es imposible por lo tanto contabilizarlas. Pero los indicios son reveladores. El número de helicópteros en la región se ha sextuplicado en los últimos seis años.