En el lado opuesto de la historia, dejando atrás el mundo de los ingredientes sintéticos, cada vez son más las marcas de cosméticos que presumen de su composición natural. Es el caso, por ejemplo, de los productos sin parabenos, sin aditivos, sin rastro de químicos… Ante estas llamativas premisas, los expertos también se posicionan aclarando que el origen del producto no tiene nada que ver con su eficacia. Y que, a diferencia de lo que podría ocurrir en el mundo de la alimentación, en cosmética la reivindicación de los productos no procesados no está asociada a unos mejores resultados.

«No tiene sentido promover un producto libre de químicos cuando en realidad todo es química. Hay que dejar muy claro que ni lo orgánico es mejor por ser natural, ni lo químico es peor por ser artificial», aclara el divulgador científico Vladimir Sánchez. «La vitamina C sintetizada en laboratorio y la que se puede extraer de una naranja es la misma. Su efecto sobre la piel no cambia dependiendo de su origen. Y más si tenemos en cuenta que, reclamos aparte, la mayoría de cosméticos naturales también son sintetizados como sus homólogos industriales», comenta Raquel Marcos, química y autora de la iniciativa Cosmética con Ciencia.

En este sentido, muchos argumentan que el uso de productos naturales podría responder más a una estrategia para mejorar la experiencia de los usuarios ya que, en la práctica, el objetivo es crear un compuesto con olores y texturas que recuerden a elementos de la naturaleza.

«El lecho de que un producto tenga un buen perfil nutricional -como el vino, el cava o el chocolate- no significa que embadurnarnos en él nos vaya a proporcionar ninguna propiedad más allá de unas buenas (o malas) características organolépticas y sensoriales», aclara el bioquímico López Nicolás en el libro Vamos a comprar mentiras.

Uno de los reclamos más llamativos de los cosméticos naturales, más allá de sus ingredientes, es su falta de aditivos químicos. Sobre esta cuestión, los expertos recuerdan que «no hay ingredientes puestos al azar» y que todo lo que se añade a un producto es porque cumple una función determinada. En el caso de los productos naturales, sin embargo, los compuestos sintéticos se están reemplazando por otros «que pueden ser más orgánicos, pero también menos eficaces», añade López Nicolás.