París se preparaba ayer para una nueva jornada de protestas de los chalecos amarillos cuando la tragedia sacudió la capital francesa a primera hora de la mañana con la violenta explosión de una céntrica panadería que causó al menos tres muertos -dos bomberos y una turista española-, 10 heridos graves y 37 leves, entre los que se incluyen dos españoles, según el balance provisional de las autoridades francesas y del Ministerio español de Asuntos Exteriores. La Fiscalía de París ha abierto una investigación para determinar las causas del siniestro, aunque los primeros elementos apuntan a que fue accidental y se debió a un escape de gas, según explicó el ministro del Interior, Christophe Castaner, que visitó el lugar junto al primer ministro, Edouard Philippe, y la alcaldesa de la capital, Anne Hidalgo. «Seguramente está relacionado con una fuga de gas de origen claramente accidental», declaró el ministro. Hasta la zona se desplazaron más de 200 bomberos y un centenar de policías para evacuar a heridos, residentes y turistas y revisar el estado de los edificios colindantes afectados por la deflagración. Un amplio perímetro de seguridad impedía el acceso al lugar en el que los bomberos trabajaban sin descanso para retirar los escombros. El siniestro dejó en la calle un intenso olor a gas, humo y numerosos daños materiales.

«No he visto nada semejante en 30 años, y le puedo asegurar que he visto mucho», comentaba un agente de policía mientras explicaba ante un goteo constante de viajeros con maletas que no se podía atravesar la calle por motivos de seguridad. La explosión se produjo poco antes de las 9.00 horas cuando los bomberos intentaban arreglar una fuga de gas en la panadería Hubert, en el número 6 de la calle de Trévise esquina con la calle Saint Cécile, una zona turística del distrito 9 de París próxima al teatro Folies Bergère, al Museo de cera y llena de pequeños hoteles. Muchos de sus clientes, al igual que los vecinos de los edificios colindantes, fueron evacuados tras el siniestro, que se produjo con el establecimiento cerrado al público.

«Estaba delante del ordenador cuando escuché un sonido fuerte. Esto ha sido una bomba. Fue lo primero que pensé», indicaba a este diario un periodista que vive a escasos metros de la panadería. «Sentimos temblar los cristales y vimos una gran columna de humo», añadió.

Laura Sanz, la joven española fallecida, había viajado a París de fin de semana con su marido. Tenía 36 años, deja tres hijos huérfanos, vivía en Burguillos (Toledo) y trabajaba de cajera en un supermercado de la capital toledana. Hay otros dos turistas de nacionalidad española heridos leves, un hombre y una mujer. Ambos están hospitalizados.