Cuando hace un año y medio, más o menos, Mireia Camats, Andrea Martí y Alba Oliveres presentaron su proyecto Mi compañero de viaje, una iniciativa solidaria dirigida a los jóvenes enfermos de cáncer -como ellas-, la primera acababa de emprender la lucha contra su segundo tumor maligno. Fue a mediados del 2015. En el vídeo de aquella jornada, disponible en internet, Alba le explicaba al público que su compañera se había sometido la víspera a la cuarta sesión de quimioterapia, y que todo iba bien, y que estaba más en el mundo de los sanos que en el de los enfermos. Los antecedentes eran halagüeños: su primer tumor lo había vencido dos años antes mediante una cirugía, tres sesiones de quimioterapia y 45 de radioterapia. En el estrado, las tres chicas sonreían. Se veían contentas, esperanzadas.

La enfermedad ha acabado por derrotar a la joven, que murió el viernes a los 23 años. Era, al igual que sus dos compañeras de aventura y enfermedad, vecina de Matadepera (Barcelona), tres chicas que un día decidieron poner en común sus temores, su experiencia y, principalmente, sus ganas de luchar. «Somos de la misma ciudad, pero el hecho de padecer la misma enfermedad es lo que verdaderamente nos ha unido y ha hecho posible la creación de este proyecto», reza la web de la iniciativa. «Tuvimos mucha suerte de encontrarnos y por esta misma razón queremos encontraros, que os identifiquéis con nosotras. Cuando te encuentras en una situación como la nuestra es complicado que la gente pueda llegar a entender cómo te sientes y qué es lo que te está pasando».

Mi compañero de viaje ha funcionado desde su creación como un vehículo de solidaridad que apunta en varias direcciones, por ejemplo como lugar de encuentro de jóvenes enfermos que quieren compartir su experiencia, o aprender de la de otros, o, por ejemplo, recogiendo fondos para proyectos de investigación. Trabajan en estrecha cooperación con la Fundación Eric Abidal.

La muerte de Camats se produce justo un mes después de que se conociera la noticia del fallecimiento de Pablo Ráez, el joven malagueño enfermo de leucemia cuya lucha en favor de la donación de médula ósea le dio cierta celebridad. Ambos lucharon contra la enfermedad más allá de lo estrictamente personal.

«Hoy nos hemos despedido de Mireia, una pérdida que no puedo expresar con palabras… -escribe Andrea Martí en el Facebook del proyecto-. Amigos, familiares y conocidos te recordaremos toda la vida como la gran luchadora que eras».

CANCIÓN Y PULSERAS / Mi compañero de viaje ganó notoriedad cuando impulsó la grabación de una canción solidaria contra el cáncer, Ama la vida, en la que intervinieron Abidal, Chenoa, Lidia Guevara, Nina Urgell y Lucas Lorén, entre otros. En el videoclip salen las chicas cantando. Los beneficios por la venta de la canción en internet fueron destinados a la investigación sobre sarcomas pediátricos en el Hospital Vall d’Hebron. También los que produjo la venta de una pulsera solidaria, la pulsera MCDV.

«Si tuviera que usar solo tres o cuatro frases para describirla diría que era una mujer tremendamente vital -dice un allegado-. Las exequias de la joven tuvieron lugar en Terrassa. «En la iglesia no cabía más gente». Otro allegado la recuerda como una persona con sentido del humor, «muy de la broma», dice. «Un poco tímida en algunas cosas, pero una chica muy abierta, que tenía muchos amigos».