La previa del Domingo de Ramos es siempre emocionante en Málaga capital. A los diversos traslados que copan en los últimos días la ciudad se suma uno de los más esperados, el de Nuestro Padre Jesús Cautivo y a María Santísima de la Trinidad Coronada desde la iglesia de San Pablo hasta su casa hermandad por las calles de su barrio. Este año, como siempre, ha sido seguido con fervor y devoción por miles de malagueños.

Antes de comenzar el traslado, sobre las 07.00 horas, tuvo lugar la tradicional Misa del Alba, oficiada por el obispo de la ciudad, monseñor Jesús Catalá, y que volvió a llenar la plaza de San Pablo. La lluvia de madrugada no impidió este acto y tampoco el fuerte viento, protagonista también en este Sábado de Pasión.

Tras la misa, se inició la procesión de traslado de los sagrados titulares por las calles de la Trinidad donde se concentraron muchos malagueños y visitantes. Este año ha habido varias novedades en el traslado, destacando la petición de la cofradía de que no se lanzaran claveles, y menos aún desde balcones, a las imágenes, intentando cambiar algo que forma parte ya de la tradición y de las imágenes más habituales de esta cita previa al inicio oficial de la Semana de Pasión.

El motivo: no dañar a las imágenes del Cautivo y la Trinidad, más aún cuando el Señor de Málaga ha sido restaurado durante meses debido al grave estado de deterioro que presentaba. Así, se ha hecho un llamamiento público para que los devotos se acerquen a ellos y den los claveles a los numerosos hermanos de la cofradía que rodean las andas, que han ido depositando las ofrendas a los pies de las imágenes. Durante el traslado, entre saetas, piropos y vivas, los ciudadanos han vuelto a mostrar un fervor y devoción constantes por el Señor de Málaga, con muchos fieles y muy querido en Málaga y su Semana Santa.

HOSPITAL CIVIL / Uno de los momentos más emotivos del traslado es la parada en el Hospital Civil para llevar el consuelo de las imágenes titulares a los enfermos allí ingresados. En esta ocasión, la estación se desarrolló ante el centro sanitario, comenzando fuera, aunque el trono sí accedió al recinto, a la denominada plazuela de la Trinidad, en la fachada principal, para estar lo más cerca posible de la tribuna donde se encuentran los pacientes. Vítores, rezos, poemas, plegarias, peticiones, saetas... momentos de devoción y también de esperanza para estos pacientes, que recibieron la bendición y a los que se les impuso la medalla de la hermandad.