Una media de seis menores al día se convierte en víctima de ciberdelitos en el país, ataques que incluyen desde el pirateo de cuentas o el robo de identidades al acoso o la pornografía, un ilícito en el que gana peso el perfil de nini, joven sin estudios ni trabajo que delinque desde su casa.

Según los datos del Ministerio de Interior consultados por Efe, una media de seis menores se convierte cada día en víctima de ciberdelitos, caracterizados por utilizar la tecnología para su comisión y que además de recrear los mismos ilícitos de la vida real suman otros nuevos.

El fiscal delegado de Criminalidad Informática de Granada, Francisco Hernández, ha explicado a Efe que la confluencia del fácil acceso a la tecnología y la necesidad de incrementar la educación con menores sobre redes sociales y conexiones ha generado un incremento del número de ciberdelitos con niños como víctimas.

«Solo los menores se pueden proteger a sí mismos del abanico de delitos que pueden cometer contra ellos, porque parten de una cultura digital que sus padres igual no tienen, pero no valoran del todo los riesgos», ha explicado el fiscal especializado.

Según el Estudio Sobre la Cibercriminalidad en España del Ministerio de Interior, los menores son las principales víctimas de los delitos sexuales muy por encima de cualquier otra franja de edad, y sufren además amenazas y coacciones. «La principal vía para reducir el incremento de delitos por internet contra menores es que aprendan a configurar las aplicaciones que se descargan para evitar ataques como el robo de datos, la usurpación de identidad o de perfiles y el acoso», ha añadido Hernández para insistir en la urgencia de hacerles comprender que no todo en los juegos es un juego.

El fiscal de Criminalidad Informática de Granada ha recalcado que junto al imparable acceso a la tecnología registrado en los últimos años, uno de los riesgos principales en los delitos sexuales contra menores y la pornografía se da en el cambio de perfil, que ha pasado del de hombres de edad avanzada al de jóvenes. «Y ahí crece el peligro, porque no son delitos entre iguales, entre menores, ahí hay un adulto que puede estar acosando, pidiendo fotografías o compartiendo pornografía desde el salón de su casa y solo con un móvil», ha detallado. Hernández ha apuntado el aumento de ciberdelincuentes con el perfil de nini, jóvenes que ni estudian ni trabajan y con una conexión a internet que necesitan poco más para delinquir.