Más de 1.300 bomberos estaban ayer movilizados para combatir las llamas de seis grandes incendios activos en el centro y el norte de Portugal, según los últimos datos de la Autoridad Nacional de Protección Civil lusa.

El más preocupante es el que afecta al municipio de Pampilhosa da Serra, en el centro del país, en el que están destinados 570 bomberos, cerca de 170 vehículos de extinción terrestre y tres medios aéreos.

El incendio, que se inició en la noche del viernes, tiene seis frentes activos y ha obligado a cortar tres carreteras y a evacuar seis aldeas.

El secretario de Estado de Administración Interna, Jorge Gomes, visitó el sábado la zona afectada y señaló en declaraciones a medios lusos que, aunque no tiene forma de probarlo, considera que varios de los incendios que afectan a Portugal este fin de semana tienen «origen criminal».

Pampilhosa da Serra fue uno de los municipios afectados por el gran incendio que se inició el pasado 17 de junio en Pedrógão Grande y que causó 64 muertos y más de 250 heridos.

NORTE DE COIMBRA / Otro gran incendio que preocupa se sitúa en el municipio de Mortágua, al norte de Coimbra, donde trabajan más de 300 efectivos para intentar controlar los dos frentes activos.

En la localidad de Alvaiázere, en el centro de Portugal, están desplegados 285 bomberos para combatir las llamas del fuego que se inició en la tarde del pasado sábado.

Los otros tres grandes incendios, ya de menores dimensiones que los anteriores, están localizados en los municipios de Braganza (norte del país), Ribeira de Pena (también en el norte) y Vila Nova de Paiva (centro).

Entre los meses de enero y septiembre de este año ardieron un total de 215.988 hectáreas forestales en Portugal, lo que supone un 174% más que la media de los últimos diez años, según datos del Instituto de Conservación de la Naturaleza y los Bosques luso.

PERIODO CRÍTICO / Además, el Gobierno portugués ha prolongado hasta el 15 de octubre el período crítico de incendios forestales que normalmente concluye el 30 de septiembre, ante la falta de precipitaciones y la consecuente sequía.

La falta de precipitaciones y las elevadas temperaturas complican la extinción de los incendios activos, donde la situación continúa siendo «muy difícil», según explicaron a Efe fuentes de la Autoridad Nacional de Protección Civil (ANPC).

El Ejército portugués ha reforzado el combate a las llamas con dos centenares de militares, cinco decenas de vehículos y maquinaria.