María Asquerino (Mambrú se fue a la guerra, La comunidad ) está "cansada" y "cabreada". A sus 83 años, la actriz confiesa que no puede con su alma. "Esto se acabó", aseguró ayer. Hija y nieta de actores, acaba de poner punto y final a su trayectoria profesional, que empezó con 11 años. Se va con un portazo. "Estoy harta de que me den papelitos", aseguró. "No es el ego. Es que --respondió-- estoy muy cansada de aguantar tonterías".

La gota que colmó el vaso de la desesperación fue el mal trato que el año pasado Asquerino recibió por parte del Teatro María Guerrero (Madrid), donde formaba parte del reparto de Tío Vania de Chéjov. "No se me trató como es debido. La falta de promoción fue brutal", criticó.

Pasaron los meses y la "cabreada" Asquerino se marchó a Bilbao, donde rodó la película Pagafantas a las órdenes de Borja Cobeaga. "Yo soy un poco vasca", admitió. Paseando una tarde por la ría, miró el agua y lo pensó: "Me jubilo". La decisión dolió, pero no tanto como para echarse a llorar. Asquerino es una mujer de carácter --"sí, tengo mal genio, no lo puedo remediar"-- que ya no llora "por casi nada".

PREMIO A TODA UNA VIDA La protagonista de la emblemática Surcos (1951) anunció ayer públicamente su retirada en la presentación de la gala de los Premios de la Unión de Actores, que se otorgarán el 9 de marzo en el Circo Price de Madrid y en los que Penélope Cruz vuelve a estar nominada por su papel en Vicky Cristina Barcelona.

En el acto, los organizadores anunciaron que Asquerino recibirá el galardón a toda una vida. La estatuilla se sumará al Goya que le entregaron en 1990 como mejor actriz de reparto por la cinta El mar y el tiempo.

Repasando una larga trayectoria con más de 80 películas, Asquerino tuvo palabras de elogio para Fernando Fernán Gómez, que la dirigió en Mambrú se fue a la guerra (1985) y Antonio Gala, autor de Anillos para una dama , obra de teatro que se estrenó en 1973 y con la que la actriz consiguió popularidad gracias al papel de doña Jimena. Gala le dedicó un soneto: "Altanera la frente, triunfadora, la mano acaricia o despedaza, dos lumbres en los ojos de amenaza, que solo ante el amor se rinde y llora".

Con 62 años, Asquerino publicó sus Memorias. En ellas, echa por tierra la idea de haber sido siempre una mujer libre con una vida intensa. "Lo cierto --señala en el libro-- es que he sido bastante moderada en todo. La única barbaridad que hice fue casarme. Lo que pasa es que me han dado papeles de mujer fuerte, malvada y, generalmente, con un cigarro en la boca".

A pesar de su fuerte carácter, aseguró que recogerá su premio concedido por la Unión de Actores con buen humor y sin mala leche. "Me hace muchísima ilusión el premio. De verdad", repitió. Una vez finiquitada su vida en el "maravilloso y duro" mundo de la interpretación, Asquerino se siente relajada y feliz con la idea de tener "todo el tiempo del mundo" para hacer lo que le salga de las narices.