La Gran Vía madrileña volverá a cerrarse al tráfico las navidades próximas como el año pasado, pero esta vez será diferente. Ya no se reabrirá. Las restricciones a la circulación de vehículos se mantendrán de forma definitiva, avanzando seis meses el calendario de implantación previsto en el Plan de Calidad del Aire, según anunció ayer el delegado de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo. «No tendría mucho sentido abrir la Gran Vía al tráfico después de Navidad para empezar las obras de ampliación de las aceras un mes después», justificó el concejal de Manuela Carmena en una entrevista en Onda Madrid.

Tras la reforma, en el tramo entre la plaza de Cibeles y la de Callao, la calzada pasará de seis a cuatro carriles, dos para cada sentido de la circulación. Los laterales estarán reservados para los autobuses y los taxis, mientras que en los dos centrales, las bicicletas convivirán con el resto de vehículos autorizados y la limitación de velocidad para todos ellos será de 30 kilómetros por hora. Entre la plaza de España y Callao, en sentido subida, los ciclistas tendrán un espacio sobre el asfalto para ellos independiente del de los coches.

UNA REDUCCIÓN DEL 400% / El delegado expresó su convencimiento de que los ciudadanos reaccionarán «positivamente, como la Navidad pasada», y explicó que con la medida prevista, el tráfico de vehículos se reducirá en un 400%, al circular solo 10.000 vehículos cada día, en lugar de los 50.000 actuales. Hay que tener en cuenta que la Gran Vía pasará a formar parte, a partir de junio del 2018, de la gran Área de Prioridad Residencial que englobará todo el distrito Centro y donde los únicos vehículos privados que podrán circular son los de los residentes.

La Gran Vía «será una calle mucho más amable, muy verde, como desea la alcaldesa, Manuela Carmena, con espacios para sentarse y para disfrutar y para dar prioridad a los peatones, los grandes olvidados» de esta calle, que transitan -dijo Calvo- «apiñados en las aceras». Acerca de las novedades que supondrá la medida en el tráfico, José Manuel Calvo afirmó que «los conductores tendrán que buscar alternativas, en ninguna ciudad del mundo desarrollado los coches cruzan por el centro de la ciudad».

Calvo citó ciudades que han cerrado el centro al tráfico privado, como Estocolmo, Helsinki u Oslo, y añadió que «Madrid estaba muy atrasada en ese sentido y la estamos actualizando». Con respecto a la postura de la Comunidad de Madrid ante esta medida, Calvo afirmó que además de la necesidad de pactar el proyecto, está la «resistencia» del Gobierno regional «a entender que Madrid no puede tener los problemas de contaminación y colapso de tráfico que tiene ahora».

Como era previsible, la oposición municipal no lo ha visto de la misma manera. El portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, lamentó la ausencia de consultas, así como la falta de alternativas del Gobierno municipal para garantizar la movilidad. «Son incapaces de garantizar la movilidad de los ciudadanos de Madrid. Lo único que hacen es prohibir», subrayó Martínez-Almeida, quien vaticinó que esta medida va a generar atascos «considerables».

Además, Almeida criticó que el denominado «gobierno de la consulta» haya sido «incapaz» de organizar un proceso de consulta antes de decidir sobre una medida «tan trascendental» para la ciudad. El portavoz cree que el Consistorio no ha propuesto ninguna alternativa de movilidad ante estas restricciones y cree que en Ahora Madrid son «incapaces de garantizar la movilidad». Fuentes del Grupo Municipal Popular indicaron que durante las restricciones del año pasado colectivos de pequeños comerciantes y de gestores de aparcamientos se quejaron de que la medida no les benefició y que tuvieron pérdidas de hasta el 50%.