Cerca de 40 centímetros de longitud, es decir, la mitad o más de las dimensiones que tiene en la actualidad el cuerpo completo de un lobo contemporáneo. Se encuentra en perfecto estado de conservación, con los colmillos bien visibles, el pelaje y hasta el tejido cerebral intacto, después de haber pasado decenas de miles de años atrapada en el permafrost del distrito de Abyisky, una remota región del noreste de Siberia. La Academia de Ciencias de Yakutia acaba de presentar hace unos días las imágenes de la gigantesca cabeza cortada de uno de estos animales, después de que científicos suecos y japoneses determinaran con exactitud su longeva edad.

La crisis climática, que el territorio de la Federación Rusa experimenta con mayor severidad que el resto del planeta, ha permitido el descubrimiento. Éste se produjo precisamente en el verano pasado, cuando Pavel Yefílov, un lugareño, caminaba junto al río Tyrekhtyakh, muy cerca del Círculo Polar Ártico, y encontró los restos del can debido a que la capa de suelo que hasta hace poco permanecía congelada durante todo el año se estaba derritiendo. De inmediato, se enviaron muestras de los restos a varias universidades e institutos de investigación del mundo, y finalmente ha podido determinarse que este animal de la familia de los cánidos vivió durante el Pleistoceno, una era geológica que acabó hace 10.000 años, abarca las glaciaciones y que en el desarrollo humano coincide con el Paleolítico.

«Es un descubrimiento único de los primeros restos de un lobo del Pleistoceno con su tejido preservado», ha asegurado, en tono eufórico, Albert Protopopov, de la Academia de Ciencias de la República de Saja, en declaraciones recogidas por The Siberian Times. «Vamos a compararlo con lobos de los tiempos modernos para comprender cómo esta especie ha evolucionado y para reconstruir su apariencia», ha continuado. De hecho, científicos suecos examinarán próximamente el ADN del animal y lo contrastarán con el de sus descendientes de la era actual. Además, los investigadores están diseñando una representación digital del cerebro y de la cavidad craneal para realizar estudios adicionales.

El ejemplar era un adulto de entre dos y cuatro años de edad cuando falleció. Para impedir su deterioro, la cabeza será sometida a un proceso denominado plastinación, que consiste en reemplazar el agua y la grasa por plástico. «De esta manera, la piel no se pudrirá y podremos tener la cabeza sin que esté congelada», ha asegurado el científico Valery Plótnikov en la grabación difundida por la academia rusa. Con el permafrost reduciéndose o desapareciendo en muchas regiones rusas del Ártico debido al incremento de las temperaturas medias, exhumaciones como esta vienen repitiéndose con frecuencia en los últimos años.