Un nivel sonoro de 120 decibelios equivale al ruido que hace un avión a reacción al despegar, y los oídos solo pueden resistir este nivel durante unos ocho segundos. Con esta idea, han aparecido en el mercado las conocidas como alarmas de pánico, que emiten entre 120 y 130 decibelios. Estos pequeños dispositivos, con la apariencia inofensiva de un llavero, están pensados para ahuyentar a los asaltantes.

Estas alarmas, que cuestan entre 10 y 15 euros en el mercado, se pueden llevar colgando del bolso, en la correa del perro o en las llaves; y se accionan pulsando un botón o estirando de una cuerda. Algunos modelos llevan integrada una luz brillante, que puede servir para cegar a los atacantes. En plataformas de venta 'on line' como Amazon están dirigidas especialmente a mujeres, como armas de defensa personal "contra violaciones".

ALTERNATIVA AL ESPRAY

Estas alarmas son una alternativa al espray de gas lacrimógeno, que produce irritación al atacante, que no puede abrir los ojos durante una hora, y el espray de pimienta, una de las armas neutralizadoras de defensa personal más extendida. Este segundo tipo de aerosol, que se vende en envases de 22 gramos, provoca irritación inmediata de los ojos, de la piel y mucosas y suele llevar un tinte especial que permite la identificación del agresor hasta 48 horas después.