Las presiones de los poderes, los intentos de control, los vetos a coberturas informativas, el ataque y acoso a periodistas, la precariedad laboral o la conocida como ley mordaza son algunas de las principales amenazas que contribuyen al deterioro de la libertad de prensa en España. Ayer se celebró el Día Mundial de la Libertad de Prensa y las organizaciones periodísticas hicieron un llamamiento a movilizarse en defensa de las libertades, el periodismo y el derecho a la información de la ciudadanía. España ocupa el puesto 29 en la clasificación mundial de la libertad de prensa, que elabora cada año Reporteros sin Fronteras y que en 2018 encabezan Noruega, Finlandia y Suecia. Por la cola, los peores lugares para ejercer el periodismo son Turkmenistán, Corea del Norte, Eritrea y China. Cada vez son más países en los que ejercer el periodismo supone un riesgo.