El hospital de Reims en el que está ingresado Vincent Lambert tiene vía libre para desconectar al enfermero de 42 años que está en estado vegetativo irreversible desde que sufrió un grave accidente de tráfico en el 2008. El Tribunal de Casación, máxima instancia judicial francesa equivalente al Supremo, anuló ayer la orden del Tribunal de Apelación de reanudar el tratamiento, al entender que no era competente para tomar esa decisión.

«Es el punto final de este asunto. El tratamiento se puede detener ahora mismo. No hay más vías de recurso posible, porque no hay más jueces a los que acudir», resumió Patrice Spinosi, abogado de Rachel Lambert, la esposa de Vincent que lleva años intentando poner fin al estado de su marido en contra del criterio de los padres, fervientes católicos opuestos a dejar de alimentar artificialmente a su hijo.

El caso ha catalizado en Francia el delicado debate sobre el derecho a morir dignamente y ha desgarrado a la familia en un interminable culebrón judicial.

Los padres habían sido desautorizados por el Consejo de Estado francés y por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos pero no se dieron por vencidos y acudieron al comité de las Naciones Unidas de derechos de los discapacitados, que pidió no desconectar a Lambert mientras examinaba el asunto. En esa petición, no vinculante para Francia, se basó el Tribunal de Apelación para pedir al hospital que reanudara el tratamiento horas después de haber iniciado el proceso de sedación el 20 de mayo.

Era la segunda vez que Lambert era reconectado después de un sobresalto judicial. La primera fue en mayo del 2013, cuando un tribunal administrativo ordenó retomar los cuidados 31 días después de iniciado el proceso de desconexión.