Tanya Ibar, esposa del hispano-estadounidense Pablo Ibar, cuyo destino depende de un jurado que delibera desde en Florida sobre un triple asesinato cometido en 1994 y por el que la fiscalía pide la pena de muerte, dijo ayer que está «nerviosa y con miedo» en esta hora crítica, pero mantengo la esperanza porque conozco la verdad: Pablo es inocente», dijo Tanya en el tribunal de Fort Lauderdale, donde doce miembros de un jurado de ocho mujeres y cuatro hombres tiene en sus manos el destino de Ibar: su absolución (no culpable) o condena.

La defensa de Ibar pidió este miércoles al jurado en la presentación de los alegatos finales el veredicto de no culpable ante el cúmulo de pruebas y testimonios que ponen en duda las evidencias presentadas por la fiscalía, las «negligencias, irregularidades y manipulaciones» en este caso. «La defensa hizo un trabajo fenomenal, pero es difícil sintetizar tanto material y la situación es complicada», afirmó Tanya, que no esconde su profunda desconfianza hacia el sistema judicial estadounidense.

«Perdí la esperanza en este sistema judicial. No puedo confiar en la justicia. Todo es política, dinero y relaciones», apostilló la esposa con rostro cansado, reflejo de la tensión y fatiga acumulada tras varias semanas de juicio.

La esposa del sobrino del ya fallecido boxeador español José Manuel Ibar Urtain insistió en que lo visto en el tribunal «no es lo que pensaron nuestros padres fundadores sobre lo que era la justicia». En ese contexto de denuncia de una justicia parcializada, en su opinión, Tanya se refirió al incidente registrado este miércoles en la audiencia de argumentos de cierre, cuando el fiscal Chuck Morton instó al jurado a que su veredicto no sirviera para que Pablo Ibar quedase libre. «No dejen libre a este asesino», dijo Morton, lo que provocó de inmediato las protestas de la defensa y la solicitud de anulación de juicio, un extremo que fue rechazado por el juez Dennis Bailey.

El mismo parecer de Tanya sobre la justicia lo expresó el padre del acusado, Cándido Ibar, quien sigue «firmemente convencido de que si el jurado cumple con las obligaciones de ver lo que ha pasado en el juicio la declaración será de no culpable». Cándido calificó de «atropello» la acción de Morton y puso en duda la integridad del juez Bailey. «Si el jurado entiende lo que se ha señalado aquí, Pablo debe salir libre. Ante las dudas, se supone que debes salir libre, y hay todas las dudas», afirmó.