“Es un paso, pero todavía queda mucho camino”. Ascensión López, de 54 años, reconoce que se veía ya “con la maleta hecha” para entrar en prisión. Se trata de la primera condenada por los casos de los bebés robados en nuestro país, pero irónicamente no por participar en esas adopciones fraudulentas, sino por injurias y calumnias contra la monja, una tía suya, que tramitó la suya. Ahora, un juzgado de Almería ha decidido suspender su entrada en prisión durante cinco meses al no poder hacer frente a los 3.000 euros de la multa impuesta, y le da un nuevo plazo de dos años para asumir el pago.

Desesperada y con temor a que su vivienda fuera embargada después de que el gobierno rechazara en octubre del año pasado su indulto al contar con la negativa del tribunal que dictó la sentencia en 2015, de la fiscalía y de la religiosa que la denunció, Ascensión contactó hace unos meses con la asociación Bebés Robados de Sevilla. Sus abogados estudiaron el caso para alegar la frágil situación económica de la mujer, con dos hijos -uno de ellos aún a su cargo— y cuyo único ingreso es su pensión por incapacidad laboral, que le hacía imposible asumir tan “dura condena”. El auto del juzgado de lo Penal 3 de Almería dictado hace unos días estima que al ser una pena inferior a dos años y dadas sus circunstancias personales y escasa peligrosidad criminal, procede concederle un aplazamiento de dos años para la ejecución de pena, plazo en el que deberá abonar la multa y no volver a delinquir.

El auto no dice nada sin embargo sobre la indemnización, por lo que los letrados barajan pedir una explicación al juzgado. Por este motivo, ella no termina de sentirse tranquila. “Mis hijos llevan tanto tiempo con malas noticias que cuando se lo conté les costó alegrarse, porque preguntaban ‘a ver qué viene ahora’”, explica desde su casa en Almería, donde reside. Y reconoce que no hubiera llegado a este punto sin la ayuda de la asociación de Sevilla y sus abogados, “que siguieron adelante incluso cuando yo dije que tiraba la toalla”.

Desde Bebés Robados Sevilla se muestran satisfechos por el aplazamiento y recuerdan que gracias a la generosidad de mucha gente, ya se han pagado 688 euros de la multa, así como las costas y la minuta de los abogados. Quedan aún 2.312 euros que esperan lograr de nuevo gracias a la “solidaridad de afectados y de quienes no lo son, porque ella no es una criminal, simplemente alguien que quería saber quién era”, lamenta Carmen Lorente, presidenta de la entidad.

Con apenas 8 años, y través de un familiar que quería quitarse competencia para lograr una herencia, Ascensión descubrió que el enfermo a quien lloraba no era su padre. “Que te compró cuando naciste”, le espetaron. Su madre adoptiva le confirmó la adopción, aunque desconocía la mayoría de los detalles. Solo que fueron a recogerla al Hospital de las Cinco Llagas en Sevilla, que pagaron 250.000 pesetas de las de antes y que la persona que tramitó los papeles fue la monja Dolores Baena, sobrina de su padre adoptivo y que trabajaba en una maternidad. En 2013, cuando ya había interpuesto una denuncia para tratar de conocer su verdadera identidad, contó su caso en los medios de comunicación. Ella no acusó a nadie directamente, pero el nombre de la religiosa salía en sus documentos, y la monja acudió a los tribunales para defender su honor, asegurando que solo medió y lo hizo siempre conforme a la ley.