La joven de 17 años que degolló a su madre el miércoles pasado en Bañolas y que este jueves confesó el crimen después de ser detenida en Playa de Aro ha sido internada en régimen cerrado tras pasar hoy a disposición de la Fiscalía de Menores.

La jueza ha aceptado la solicitud de la fiscal, que reclamaba esa medida, que equivale a la prisión provisional en el caso de los adultos, ante la gravedad de los hechos.

Según fuentes cercanas al caso, la joven ha pasado a disposición de la Fiscalía de Menores sobre las 09:30 horas, después de acceder en un coche patrulla de los Mossos d'Esquadra al Palacio de Justicia de Girona.

ESTADO PSICOLÓGICO

Tras prestar declaración, el equipo técnico de asistencia ha elaborado un informe para valorar el estado psicológico de la detenida y ha propuesto esa opción como la mejor para su protección.

De inmediato ha tenido lugar la comparecencia en el juzgado de menores y se ha decretado el ingreso de la presunta homicida en un centro de Barcelona.

Al mediodía se han guardado cinco minutos de silencio en Banñolas convocados por el ayuntamiento, que ha decretado dos días de luto por la muerte de Carme Pèlach, la víctima de un caso que ha causado un profundo pesar en esta localidad gerundense, donde era conocida después de haber regentado durante años un albergue deportivo.

ATENCIÓN DE LOS SERVICIOS SOCIALES

El alcalde Miquel Noguer ha explicado posteriormente a los medios de comunicación que la familia recibía atención de los servicios sociales, pero sin entrar en detalles sobre los supuestos problemas psicológicos que sufre la presunta matricida "porque hay secreto de sumario".

El alcalde ha añadido únicamente que ni le consta la existencia de denuncias por algún tipo de maltrato ni tampoco advertencia alguna desde el instituto en el que estudiaba la joven.

La presunta matricida confesó la autoría del crimen durante la reconstrucción de los hechos llevada a cabo ayer por la tarde por la comitiva judicial.

Previamente, la menor había sido detenida en Playa de Aro, población situada a menos de 60 kilómetros de Banñolas y donde su familia tenía una segunda residencia.

Después de cometer el crimen, sobre las 9:30 horas del miércoles como sospechaban los investigadores por los gritos que habían oído los vecinos y la coagulación de la sangre, la joven fue a teñirse el pelo a una peluquería de una localidad próxima a Banñolas, se personó después en su instituto y se desplazó finalmente al municipio de la Costa Brava en el que fue apresada.

Sin embargo, la nota manuscrita que había dejado junto al cadáver aseguraba que su intención era suicidarse y hacerlo en un paraje de la ciudad en la que vivía, por lo que la hipótesis policial es la de que lo hizo para dar falsas pistas sobre su paradero.

Después de la detención vino la reconstrucción de los hechos en el escenario en el que se cometió el asesinato y la confesión de los hechos, así como del móvil, que resultó ser la mala relación entre madre e hija y una discusión de horas antes.

El hijo mayor de la víctima, de 29 años y que fue el que descubrió el cadáver y avisó a la policía, se ha personado como acusación particular.

La ahora internada por orden judicial había tenido problemas mentales durante años y había llegado a permanecer ingresada en la Unidad de Referencia de Psiquiatría Infantil y Juvenil, aunque no recibía medicación y únicamente era seguida por terapeutas y psicólogos.

La joven es de origen ruso y había sido adoptada hacía años por un matrimonio, ahora separado, que regentaba ese albergue deportivo, adonde acudían deportistas de elite de la disciplina de remo.