El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, explicó ayer que él salió del aeropuerto de Addis Abeba «unas horas antes» de que se produjera el accidente aéreo y señalaba que en la capital etíope estaban reunidos «todos los embajadores españoles en África y varios empresarios». En declaraciones a los medios previas a una conferencia sobre competitividad, organizada por AmChamSpain, Borrell comentó que algunos de los empresarios que acompañaban a la delegación tenían previsto coger ese vuelo «y cambiaron los billetes en el último momento y se salvaron». Borrell destacó que se trata de un aeropuerto ultramoderno «dotado de todas las ayudas de la navegación. No sé que pudo pasar», subrayó. «Es una gran desgracia. Ya hemos transmitido nuestro pésame a las familias», añadió.

El presidente de la IV Asamblea de Medio Ambiente de la ONU, que se celebra en Nairobi, destino del avión etíope, Siim Vilmer Kiisler, expresó las condolencias de los miembros de las Naciones Unidas a las familias de la víctimas del accidente. Kiisler, ministro estonio de Medio Ambiente, invitó a los presentes en la sala a ponerse de pie y guardar un minuto de silencio antes de inaugurar la Asamblea, que se celebra hasta el viernes. Antes de inaugurarse la directora ejecutiva en funciones de ONU Medioambiente, Joyce Msuya, así como la recién nombrada directora de ese organismo, Inger Andersen, manifestaron sus condolencias a los familiares de los pasajeros muertos. Muchos de los fallecidos viajaban precisamente en el vuelo siniestrado para asistir a esa importante cumbre ambiental.