El Ministerio del Interior instalará este año controles faciales en la frontera entre España y Marruecos en Melilla para tratar de agilizar el tránsito de personas, que supera diariamente los 30.000 peatones y los 5.000 vehículos, para lograr una mayor fluidez y rapidez en el paso, además de más seguridad. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, anunciaba esta medida en su primera visita oficial a Melilla desde que tomó posesión del cargo, y explicaba que estos controles faciales funcionarán mediante unas bases de datos que se establecerán para los usuarios frecuentes de la frontera, que pueden ser alrededor de 10.000. «Esto ayudará a que haya menos colas», defiende el ministro antes de apuntar que estos controles faciales, enmarcados en el objetivo de tener una «frontera inteligente» en Melilla dentro de tres o cuatro años, se suman a otras medidas adoptadas en los últimos meses, como el embolsamiento de vehículos, la apertura de más carriles o la ampliación del horario del paso de Farhana una hora más. En rueda de prensa, Grande-Marlaska anunció también ayer que en la valla fronteriza de Melilla, además de retirar las concertinas y elevar la altura en las zonas vulnerables, como ya anunció en Ceuta hace una semana, también se eliminará la sirga tridimensional o tercera valla. Así se pondrá fin a una de las medidas que adoptó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para tratar de poner fin a la primera crisis de las vallas que sufrió Melilla en 2005, junto con la elevación de la altura del perímetro de 3 a 6 metros. Grande-Marlaska se refería a la sirga tridimensional como «algo típico de la valla perimetral de Melilla», y su eliminación está entre las modificaciones que el Ministerio del Interior quiere acometer este mismo año en el perímetro para conseguir una frontera más segura, «pero también más humana».