La historia del tomate vuelve a dar un vuelco. Si hasta ahora los productores habían trabajado para seleccionar aquellas variedades que dieran lugar a más frutos, más grandes y más jugosos, el nuevo reto es devolverle el gusto original a este versátil ingrediente. Para ello, un equipo de científicos ha mapeado el pangenoma del tomate en busca de los genes perdidos de su sabor.

El estudio, publicado este mismo lunes en la revista Nature Genetics, desvela casi 5.000 genes hasta ahora desconocidos que diferenciarían las 725 variedades de tomates de cultivo estudiadas de sus homólogas silvestres. Este hallazgo, según argumentan los responsables del estudio, promete ayudar a los agricultores a desarrollar variedades más sabrosas y sostenibles.

"Durante la domesticación y la mejora del tomate, los agricultores se centraron principalmente en potenciar los rasgos que aumentarían la producción, como el tamaño de la fruta y la vida útil, por lo que algunos genes involucrados en otros rasgos importantes de la calidad de la fruta y la tolerancia al estrés se perdieron durante este proceso", explica Zhangjun Fei, investigador del Boyce Thompson Institute (BTI).

GENOMA DEL TOMATE

La primera vez que se secuenció el genoma del tomate fue en el año 2012. Este estudio reveló aproximadamente 35.000 genes de este fruto y, gracias a esta información, se trabajó para mejorar los cultivos. Desde entonces, los científicos han secuenciado varios cientos de genotipos adicionales.

El recién publicado estudio, sin embargo, destaca como el primero en extraer todas estas secuencias genómicas, así como otras 166 nuevas secuencias generadas por primera vez por los investigadores, para buscar genes que estaban ausentes del genoma de referencia.

"Estos nuevos genes podrían permitir a los 'fitomejoradores' desarrollar variedades de tomates de élite que tengan resistencia genética a las enfermedades que actualmente abordamos al tratar a las plantas con pesticidas u otras medidas costosas e inocuas para el medio ambiente", argumenta James Giovannoni, investigador de la facultad de BTI y científico del Servicio de Investigación Agrícola (USDA).

¿EL GEN DEL SABOR?

Entre los hallazgos más sorprendentes derivados de esta investigación estaría el conocido como 'TomLoxC', uno de los genes que marca la diferencia entre las variedades comerciales y las silvestres. Este gen podría influir en el sabor de la fruta al catalizar la biosíntesis de varios lípidos, unos compuestos volátiles que se evaporan fácilmente y que, por lo tanto, contribuyen al aroma del tomate.

"TomLoxC parece, según su secuencia, estar involucrado en la producción de estos compuestos a partir de grasas", explica Giovannoni. "También descubrimos que produce compuestos de sabor a partir de carotenoides, que son los pigmentos que hacen que un tomate sea rojo", añade el investigador.

A partir de este hallazgo, los investigadores consideran que el pangenoma del tomate podría beneficiar a la producción agrícola y al propio consumidor. "Cuántas veces han escuchado a alguien decir que los tomates de la tienda simplemente no están a la altura de las variedades tradicionales? Este estudio explica por qué se produce este fenómeno y, sobre todo, cómo conseguir que los tomates vuelvan a tener un mejor sabor", dictamina Clifford Weil, director del programa del Programa de Investigación del Genoma de Plantas de la NSF.