Noa Pothoven, una joven holandesa de 17 años, ha muerto en una cama de hospital en su sala de estar después de que se le concediera el derecho a la eutanasia por las secuelas psicológicas que le dejaron los abusos sexuales que sufrió de niña.

En las redes sociales, tan sólo un día antes de su fallecimiento, el domingo pasado, Noa hizo pública su decisión. "Estuve deliberando por un tiempo si debería o no compartir esto, pero decidí hacerlo de todos modos. Tal vez esto sea una sorpresa para algunos, dado mis publicaciones sobre hospitalización, pero mi plan no es impulsivo. Tras años de luchar y pelear, estoy agotada. He dejado de comer y beber por un tiempo y, después de muchas discusiones y evaluaciones, decidí dejarme ir porque mi sufrimiento es insoportable".

Con esta despedida, Noa decidió poner punto y final a un amargo sufrimiento que la había acompañado desde que, de muy pequeña, fue violada. Desde entonces, la joven acarreó secuelas qeu perduraron ahsta el día de su muerte, como ansiedad, depresión e incluso anorexia.

A los 16 años, Pothoven publicó una autobiografía, 'Winnen of leren' (Ganar o aprender), en la que relataba que había sufrido abusos sexuales de pequeña, agresiones y violaciones que ocultó por "miedo y vergüenza".