Dos personas que se encontraban en el camión donde ayer fueron hallados muertos ocho inmigrantes fallecieron horas más tarde en un hospital de San Antonio (Texas, EEUU), según confirmó a Efe una portavoz de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) en esa ciudad, Nina Pruneda, por lo que el número de muertos en este suceso se eleva a diez.

La portavoz no dio más detalles de esta tragedia de la que ICE y políticos locales han responsabilizado a traficantes de personas.

Thomas Homan, director interino de ICE, catalogó ayer el suceso como un «acto atroz» liderado por una red de tráfico de personas sin escrúpulos a la que «no le importa la vida de las personas con las que comercia».

El conductor del camión, identificado como James Bradley, es por ahora el único detenido y puede llegar a ser acusado de cargos penales tanto estatales como federales.

Tras ser avisada por un empleado de un centro comercial al que una persona le había pedido un vaso de agua en el estacionamiento de la tienda, la policía se presentó en el lugar y encontró dentro de la parte trasera del camión de 18 ruedas a ocho personas muertas, de las cuales dos eran menores de edad.

Se cree que murieron por asfixia o un golpe de calor, pero la causa debe ser aún determinada por el médico forense del condado. En el camión había otras 30 personas, de las que 17 fueron trasladadas en helicópteros a dos centros de salud en «estado crítico o muy grave» y las restantes fueron llevadas a cinco hospitales de la zona.