Centenares de vecinos de Guillena (Sevilla) llenaron ayer las tres naves de la iglesia de Nuestra Señora de la Granada para asistir al funeral por el cabo primero de la Guardia Civil Diego Díaz, fallecido tras rescatar a tres personas en un arroyo de la localidad el pasado sábado. La iglesia, que además tiene en su interior cuatro pasos de hermandades de Semana Santa ya montados, se quedó pequeña para acoger a los vecinos de la localidad que quisieron despedir al agente, con la presencia, entre otras autoridades, del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, el subdelegado del Gobierno en Sevilla, Ricardo Gil-Toresano, y el director general de la Guardia Civil, José Manuel Holgado.

Los vecinos de la localidad que acudieron al funeral ya se encontraban en la iglesia sobre las once de la mañana, una hora y media antes de iniciarse, ya que comenzó con retraso, una vez que, en la capilla ardiente, el agente fallecido fue condecorado, a título póstumo, con la Medalla de la Orden del Mérito del instituto armado con distintivo rojo y la Medalla al Mérito de la Protección Civil.

El cuerpo fue llevado a hombros por los compañeros del cuartel de Guillena al interior de la iglesia, aunque antes sonaron en la calle una marcha fúnebre y el himno nacional español.

A la salida del templo, tras una ceremonia de una hora de duración, el féretro fue recibido con los sones de ‘La muerte no es el final’ y el himno de la Guardia Civil. Los familiares fueron despedidos por las autoridades asistentes al acto fúnebre y vecinos a título personal, para encaminarse hacia Málaga capital donde hoy se llevará a cabo el sepelio del agente, natural de la localidad de Antequera.

Un ofrenda en forma de ramo de flores, una bandera de España y unas botas de la Guardia Civil recuerdan, desde ayer, al agente Diego Díaz en el puente sobre el arroyo Galapagar de Guillena, donde murió cuando intentaba el pasado sábado rescatar a varias personas. La ofrenda se colocó tras el funeral en su recuerdo en la iglesia de Nuestra Señora de la Granada, aunque tanto desde el Ayuntamiento de la localidad como desde la Guardia Civil se apuntó que se desconoce quién es el autor o autores de la misma.