Frente a la tempestad de críticas de la oposición, de los afectados e incluso de la empresa concesionaria, el Gobierno siguió ayer eludiendo cualquier tipo de responsabilidad por el caos generado en la nevada que atrapó hasta las 20 horas a más de 3.500 vehículos en la AP-6. El Ejecutivo solo ha cambiado el objetivo de sus críticas. Si el domingo cargó contra los conductores, por hacer caso omiso a las recomendaciones, ayer lo hizo contra Iberpistas, la filial de Abertis que gestiona el tramo de peaje.

Tanto algunos ministros como el director general de Tráfico, Gregorio Serrano, insinuaron una petición de «disculpas» en nombre de «todos los que hayamos podido fallar», pero acto seguido cargaron contra Abertis, «la primera a la que hay que pedir explicaciones». «Donde no ha habido problemas es en las autovías dependientes del Estado y sí en una autopista dependiente de una empresa privada», señalaron con dedo acusador diversos portavoces haciéndose eco del argumentario elaborado a propósito por el PP para la ocasión.

El Ministerio de Fomento ha abierto un expediente informativo sobre la actuación de la concesionaria pero los precedentes no invitan al optimismo. La medida puede quedarse en una mera cortina de humo si ocurre como en casos similares en los que el expediente se cerró sin ninguna sanción, tras algunos días de tempestad política. Los expedientes abiertos por la nevada que atrapó a centenares de conductores en la AP-1 de Burgos en febrero del 2004 y la de la AP-66 en el 2008 entre León y Asturias concluyeron con un archivo sin sanciones. No consta que Fomento haya multado nunca a ninguna concesionaria por situaciones similares a las del fin de semana de Reyes, ya estuviera el Gobierno en manos del PSOE o del PP.

Ante las acusaciones del Gobierno, la concesionaria respondió con contundencia, destacando que había pedido las primeras restricciones al tráfico desde una hora tan temprana como las cinco de la tarde del sábado y dejando entrever que Tráfico no las había ejecutado.

EL TELETRABAJO DE SERRANO

Gregorio Serrano se ha convertido en el blanco de todas las críticas. Él mismo reconoció en declaraciones a la cadena SER que el sábado pasado coordinó el operativo desde el despacho de su casa en Sevilla. Pese a que utilizó el argumento de que la nevada estaba más que anunciada para culpabilizar a los conductores, estos negros augurios que coincidían además con una operación retorno no le llevaron a quedarse en Madrid el fin de semana. Tras pasar la noche en vela se trasladó a la capital el domingo por la mañana y compareció ante los medios cerca de las tres de la tarde. Habían pasado casi 24 horas desde que los copos empezaran a caer.

El PSOE ha pedido su cabeza por la «desastrosa gestión» y se reserva la posibilidad de pedir las dimisiones de los ministros de Fomento, Íñigo de la Serna, y de Interior, Juan Ignacio Zoido, una vez escuche sus explicaciones en el Congreso. Además del PSOE, también Ciudadanos y Unidos Podemos, han pedido las comparecencias y responsabiidades. El máximo responsable del operativo estatal, junto a Íñigo de la Serna, es Juan Ignacio Zoido, pese a lo cual el sábado asistió al derbi futbolístico Sevilla-Betis mientras miles de conductores se descubrían en una ratonera invernal en la AP-6.