Dejar de vacunar a un niño entraña enormes riesgos para su salud y para la de los de su entorno. Pese a esta demostración científica, el populismo antivacunas va ganando terreno impulsado en las redes sociales y por la llegada de políticos que quieren sacar partido de ello. Una de las últimas modas que han salido a la luz son las llamadas 'fiestas de la varicela'. El gobernador del estado de Kentucky, Matt Bevin, llevó a sus nueve hijos, de entre 5 y 16 años, a una de ellas. Fue en casa de su vecino, que tenía la varicela, con lo cual prácticamente se aseguraba su contagio.

Bevin logró su objetivo: los nueve se infectaron de varicela. En declaraciones que recoge la CNN, Bevin explica que “estuvieron mal durante unos días y después todo salió bien”.

Dicen que lo hicieron para protestar porque el gobierno del país obliga a los padres a vacunar a sus hijos. Bevin es miembro del Partido Republicano, el mismo con el que gobierna Donald Trump. El presidente de EEUU no plantea un cambio de política sobre este tema, aunque en el pasado manifestó en contra de las vacunas.

El Centro de Control de las Enfermedades y Prevención de los Estados Unidos (CDC) no recomienda los intentos de exponer a los niños no vacunados a la varicela, con la esperanza de que contraigan la enfermedad y se vuelvan inmunes de esa manera: “Esta enfermedad puede llevar a complicaciones graves y a la muerte, incluso en niños sanos. Por lo tanto, no vale la pena correr el riesgo de exponer a su hijo a alguien con la enfermedad”.