Si tiene más de 45 años, el GIF (siglas de Graphic Interface Format), las imágenes animadas más o menos elaboradas que pueblan internet, probablemente le va a parecer una solemne chorrada. Si es más joven, es muy raro que no haya enviado alguno. Los Gif se presentan como una nueva forma de comunicación que ampliaría la efectividad del emoji o emoticono, esos símbolos que han invadido los mensajes de texto hasta el punto de que uno de ellos fue considerado palabra del año en el 2015.

El GIF como formato apareció ya en las primeras webs de los 80 (en el 2017 se celebró su 30 aniversario), pero en el último año ha tenido una resurrección espectacular gracias a los móviles, que han impulsado formas de comunicación más inmediatas y ágiles. Facebook hasta el 2014 ni consideraba aceptarlos y ahora lo permite hasta en comentarios y anuncios. Whatsapp añadió un buscador a su teclado hace un año, mucho después de que corriera el que probablemente ha sido uno de los GIF más extendidos en España: el famoso negro del Whatsapp, una imagen creada desde una app externa que llevó a que el programa de mensajería pasara a controlarlas. Al final tuvieron que aceptar el formato.

Pero la guinda la puso Apple este otoño al permitir crear imágenes animadas en bucle desde su programa de fotos. Hasta Instagram, que suele ser la última en adoptar cosas, está ensayando un buscador.

Gente aplaudiendo, sorpresas, la cara que se cae sobre el pastel, expresiones chispeantes… Cualquier imagen vale si cumple una función: expresar. Esta es la clave de su éxito, coinciden todos los expertos consultados. Pero a diferencia del emoji, que es un código que amplía lo que se quiere decir, en el GIF se busca ser original y aportar temas nuevos muy ligados a la cultura popular.

«El éxito del GIF se debe a su capacidad para expresar comunicaciones no verbales y no textuales. Forma parte del fenómeno de la tercera oralidad, es decir, de cómo se escribe hablando, rompiendo las reglas tradicionales de puntuación y acentos», resume Giovanna di Rosario, profesora de semiótica en la Universitad de Barcelona y el Politécnico de Milán.