El Gobierno francés ha presentado un plan de gestión del lobo para los próximos cinco años que prevé que la población aumente hasta alcanzar los 500 ejemplares en el 2023, frente a los actuales 360, aunque al mismo tiempo no le tiembla el pulso al autorizar el sacrificio de hasta 40 individuos anuales, o incluso más en "situación excepcional", en caso de que haya conflicto con los ganaderos. El proyecto, conocido como Plan Lobo, ha sido criticado tanto por las asociaciones conservacionistas, que recuerdan que se trata de una especie estrictamente protegida por la legislación europea, como por el sector agropecuario.

El Plan Lobo, que según el Gobierno francés ha supuesto un año de trabajos con todos los sectores implicados, lo presentaron el lunes los ministros de Ecología, Nicolas Hulot, y Agricultura, Stéphane Travert. El documento, que con consta de un centenar de páginas, tiene el doble objetivo de "garantizar la conservación de la especie" teniendo en cuenta "la angustia de los ganaderos". También incluirá la elaboración de un concienzudo estudio sobre las pautas de comportamiento y la evolución de la especie.

Evolución de la población

Los lobos se extinguieron en Francia hacia 1930 y regresaron hace 25 años, procedentes de Italia. La estimación actual de 360 individuos, con una horquilla que va de 265 a 402, representa un notable aumento con respecto a los 119-229 del 2003. Actualmente está presente en todos los departamentos de los Alpes o cercanos a los Alpes, y en menor medida en el Macizo Central, Jura, Alsacia y este de los Pirineos. Aunque no se dispone de censos pormenorizados ni actualizados, se considera que es la tercera población más importante en un país de Europa occidental tras la de España (2.500 ejemplares) e Italia (1.000). El reto de los 500, dice el documento, es porque se considera la cifra mínima para garantizar la supervivencia genética de la especie.

En los últimos años, los conflictos con el ganado han sido frecuentes. Se estima que el año pasado murieron unas 10.000 ovejas debido a ataques de los cánidos, lo que supone un 10% más que en el ejercicio anterior. El Estado financia el 80% de las medidas de protección e indemniza las pérdidas, pero solo en parte. En el 2016, las indemnizaciones sumaron 3,2 millones de euros. Para apoyar a los ganaderos, el plan prevé ayudas para proteger a los rebaños, como refuerzo de pastores, cercados electrificados elevados y perros disuasorios.

El sacrificio de los animales se efectuará mediante disparos, destaca el plan. Habrá dos modalidades: lo que se conoce como disparos de defensa, es decir, pastores que maten lobos que están atacando a sus rebaños, y los disparos de muestreo, es decir, batidas limitadas en el tiempo -1 de septiembre a 31 de diciembre- en zonas donde se ha producido una elevada depredación por parte del lobo.

Discrepancias

Como era de esperar, el plan no satisface ni a las asociaciones conservacionistas ni a los ganaderos. "El lobo es una vez más víctima de la falta de valentía política -han denunciado conjuntamente France Nature Environnement, Ferus, Humanité et Biodiversité, LPO y WWF-Francia-. No asume un objetivo de convivencia". En su opinión, es la ganadería quien se debe adaptar a la presencia de una especie protegida mediante medidas que frenen la depredación.

Los ganaderos, por su parte, consideran que "la voz del mundo rural ha sido ignorada y despreciada", según han denunciado en un comunicado conjunto la Federación de Sindicatos de Agricultores, la Federación Nacional de Ovinos y las Cámaras de Agricultura de Francia. "Los responsables de la toma de decisiones políticas han preferido el abandono del territorio frente a las actividades humanas", han añadido.