Aún es pronto para conocer con un mínimo de rigor qué consecuencias ha tenido en Francia la prohibición del móvil en los centros educativos. El Gobierno no ha difundido ningún estudio sobre el impacto de la medida adoptada en el curso académico 2018-2019, aunque el titular de Educación, Jean Michel Blanquer, considera que ha sido un éxito.

Recientemente aseguró que los alumnos dedicaban más tiempo a la lectura y que habían disminuido los casos de acoso escolar y los visionados de imágenes pornográficas, aunque no aportó cifras. Los profesores hablan de un ambiente de mayor tranquilidad. También de que pierden menos tiempo requisando teléfonos en el aula o solucionando problemas de robos.

La ley aprobada en agosto del 2018 veta los dispositivos móviles en centros de primaria y secundaria, pero no en los liceos, que pueden no obstante optar por aplicarla. Solo los alumnos con algún tipo de discapacidad o problema grave de salud están dispensados, igual que cuando un profesor decide usarlos por razones pedagógicas.

FOCO DE CONFLICTOS

El argumento del ministerio para decretar su prohibición es que el 'smartphone' puede perjudicar gravemente la calidad de la escucha y la concentración necesaria para las actividades de aprendizaje, y que origina no pocos conflictos.

Pero la normativa no se aplica sistemáticamente en todos los centros, que tienen libertad para adaptarla como quieran en su reglamento de régimen interno. Son también los directores quienes deben de especificar a qué se arriesga un alumno si se le pilla usando un móvil dentro del recinto escolar.

En todo caso, los estudiantes pueden llevar uno siempre y cuando lo tengan apagado en el fondo de sus mochilas o lo dejen en las casillas que muchos colegios habilitan en la entrada precisamente para eso.

Algunos docentes y padres de alumnos creen que en el fondo la ley no cambia las costumbres de los chavales, que siguen lanzándose a ver sus mensajes en cuanto salen del colegio.

"No he visto ninguna diferencia. El reglamento interior de nuestro colegio, como en la mayoría de los centros, prohibía ya usarlo. En todas las clases hay problemas de acoso y de insultos en las redes sociales", cuenta en La Croix Angélique Adamik, profesora de francés en un colegio de secundaria de Evry.

UN COLEGIO PIONERO

La visión es diametralmente opuesta en Faucogney et la Mer un pequeño pueblo de 500 habitantes de Alta Saona, en el este del país, que se ha hecho popular porque el director del colegio Duplessis-Deville, Rudy Cara, proscribió los móviles un año antes de que se aprobara la ley.

Como además se organizan talleres relacionados con la naturaleza y la literatura, el resultado es que los alumnos hablan entre ellos, leen más y trabajan mejor. "La mayoría de los padres nos dan las gracias, y son los primeros en decirnos que no les devolvamos el móvil de inmediato", relata Cara en TF1.

Aunque el debate parece dividir a la comunidad educativa, la opinión pública francesa es unánime al apoyar la prohibición. Según un sondeo realizado por YouGov para el Huffington Post, el 82% de los encuestados son partidarios de la medida, sobre todo los mayores de 55 años (un 92%).

Otra cosa es que los chavales estén cada vez más conectados y cada vez más temprano. El estudio anual de Ipsos sobre la exposición mediática de los jóvenes menores de 20 años correspondiente al 2018 revela que, en Francia, tiene móvil el 84% de los chicos entre 13 y 19 años, y el 24% de los niños de 7 a 12 años.