El gobernador de Florida, Rick Scott, ha firmado una orden para declarar el estado de emergencia en los 67 condados de ese estado del sur de EEUU ante la llegada del huracán Irma, que ha aumentado a categoría 5 mientras continúa su desplazamiento sobre el Atlántico rumbo al Caribe. Idéntica amenaza supone para las islas del Caribe.

Con esa orden, el gobernador se asegura que los gobiernos locales tengan tiempo, recursos y flexibilidad para prepararse y no se les impida o retrase tomar las acciones necesarias para mantener a las comunidades seguras, indica un comunicado. «El huracán Irma es una tormenta importante y potencialmente mortal y La Florida debe estar preparada», subrayó el gobernador en la nota.

«Hoy (por ayer), tras recibir los pronósticos sobre la intensidad de esta tormenta, he declarado un estado de emergencia para cada condado en Florida para asegurar que los gobiernos estatales, federales y locales puedan trabajar juntos y asegurarme de que los recursos se dispersen a las comunidades locales mientras nos preparamos para esta tormenta», agregó. Scott detalló que el estado de emergencia permite a los funcionarios de gestión de emergencias actuar con rapidez en el mejor interés de los floridanos sin la carga de la burocracia. El gobernador exhortó a todos los floridanos a permanecer vigilantes, mantenerse alerta al clima local y seguir las noticias.

El huracán Irma, el cuarto de la temporada ciclónica en el Atlántico, pasó en la mañana del jueves directamente de tormenta tropical a huracán de categoría 2 y el martes subió a categoría 5 en la escala de intensidad de Saffir-Simpson, de un máximo de 5. El ciclón sopla con vientos máximos sostenidos de 280 kilómetros por hora y es ya un tifón «extremadamente peligroso», según el Centro Nacional de Huracanes, que ha instado a todos los países de la zona a ultimar sus preparativos para hacer frente al temporal.

Irma se aproxima después de que Tejas se esté recuperando de los destrozos causados por el huracán Harvey, que tocó tierra el 25 de agosto como el huracán más fuerte que ha golpeado el estado en los últimos 50 años. Un total de 47 personas han muerto y más de un millón han tenido que ser desplazadas a consecuencia del huracán, que ha causado inundaciones en un área de más de 480 kilómetros. Casi 200.000 hogares han sufrido daños por las inundaciones y cerca de 12.600 han quedado destruidos.