Un equipo de físicos ha generado haces de luz con una estructura hasta ahora desconocida. Se trata de impulsos de luz láser, con una forma parecida a una espiral deformada o a un muelle que esté apretado en un extremo y extendido en el otro. La singular característica de estos haces, llamada autotorque, representa una nueva propiedad de la luz, según la revista Science, que publicó ayer el descubrimiento. Esta clase de luz se podría usar para escudriñar la materia de forma nueva, descubriendo propiedades desconocidas de moléculas biológicas o materiales magnéticos, como los que se usan en móviles o discos duros. Asimismo, la nueva propiedad se podría emplear para empaquetar aún más información en la luz que se usa en las telecomunicaciones.

El resultado ha surgido de la intuición de un grupo de investigadores teóricos de dos centros españoles: la Universidad de Salamanca y el Instituto de Ciencias Fotónicas de Castelldefels. Estos grupos se dirigieron a unos físicos experimentales de la Universidad de Colorado, para materializar su intuición en un laboratorio.

«Es un resultado espectacular. Tanto desde el punto de vista teórico como desde el experimental, manifiesta un control de las características de estos haces de luz que no se había alcanzado nunca», comenta María Luisa Calvo, investigadora en óptica de la Universidad Complutense de Madrid, no implicada en el estudio.

En 1992 se generaron por primera vez haces de luz con momento angular orbital (MOA). «Es como generar un vórtice de luz en forma de hélice», explica Laura Rego, doctoranda de la Universidad de Salamanca y coautora. Estos haces se han empleado para penetrar en la materia y observarla a escala microscópica, en experimentos de telecomunicaciones, e incluso para atrapar partículas en ese torbellino.