En 1963, cuando Stephen Hawking tenía 22 años y estudiaba física en la Universidad de Cambridge, los médicos le diagnosticaron una grave enfermedad neurodegenerativa y le informaron de que su muerte estaba cercana. Viviría dos años más.

El científico, sin embargo, se sobrepuso a los malos augurios y, demostrando una fuerza de superación fuera de lo común, siempre unido a una silla de ruedas y luego también a un sintetizador de voz, fue capaz de realizar a lo largo de las cinco décadas posteriores diversas aportaciones capitales a la astrofísica moderna en áreas como los agujeros negros, el Big Bang primigenio y la expansión del Universo. Además, se casó en dos ocasiones, tuvo tres hijos, fue profesor, escribió numerosos libros y artículos científicos y de divulgación, viajó, pronunció conferencias y se convirtió en el científico más famoso del mundo.

El astrofísico murió ayer en su casa de Cambridge a los 76 años, según informó la familia. «Era un gran científico y un hombre extraordinario cuya obra y herencia pervivirá aún muchos años. Su valor y su tenacidad, su genio y su humor han inspirado a la gente en el mundo entero», destacaron en un comunicado sus hijos Lucy, Robert y Tim.

La dolencia irreversible y progresiva que sufría Hawking, una esclerosis lateral amiotrófica (ELA), le fue paralizando el cuerpo poco a poco. Pero no el cerebro. De hecho, sus biógrafos subrayan que la enfermedad le dio una visión única del mundo: superó los límites de su discapacidad entrenando su mente para que funcionara de otra manera.

Nacido en Oxford en una familia de intelectuales el 8 de enero de 1942, fue de pequeño tan buen estudiante de física y matemáticas que sus compañeros le llamaban Einstein. En 1959 inició sus estudios en la prestigiosa universidad de su ciudad, aunque después se trasladó a Cambridge, donde se doctoró en Física Teórica y Cosmología.

Aunque era un hombre con una voluntad de hierro, su crecimiento vital no se puede desligar de Jane Wilde, su primera esposa, que estudiaba Lenguas Modernas. Se conocieron en una fiesta y decidieron casarse con prontitud puesto que no sabían cuánto tiempo le quedaba a él de vida. «El compromiso me salvó la vida. Me dio una razón para vivir», escribió luego el científico.

Tras obtener su doctorado, y ya caminando con la ayuda de un bastón, se dedicó a la investigación y a la enseñanza en los colegios mayores de Gonville y Caius. En 1977 ingresó en el Departamento de Matemáticas Aplicadas y Física Teórica de Cambridge, y en 1980 logró la prestigiosa cátedra Lucasiana, la misma que había ocupado Isaac Newton en el siglo XVII.

SIN VOZ / En 1985 contrajo una grave neumonía en Suiza y los médicos aconsejaron retirarle la máquina que le mantenía con vida. Trasladado urgentemente al Reino Unido, fue sometido a una traqueotomía que fue su salvación, pero que lo dejó sin voz. En 1990 pasó a convivir con su enfermera, Elaine Mason, con la que se casó en 1995.

Desde el 2005 se comunicaba moviendo un músculo bajo su ojo con el que accionaba un sintetizador de voz. En 1988 publicó Breve historia del tiempo, obra de divulgación que vendió 25 millones de ejemplares y que lo consagró entre el gran público como el genio de los agujeros negros y la formación del Universo. Hawking quería explicar sus teorías al gran público -algo que logró solo parcialmente-, pero al mismo tiempo ganar dinero para mantener a su familia mientras su salud seguía deteriorándose.