La Fiscalía y las víctimas del juicio contra el exprofesor de los Maristas de Barcelona, acusado de abusar sexualmente de cuatro alumnos, criticaron ayer a los responsables del centro al considerarlos encubridores de lo ocurrido. En su última comparecencia ante el tribunal, Benítez pidió perdón a las víctimas y ratificó la declaración que prestó el martes, en la que aseguró que no sentía «miedo» de cometer esos abusos porque la propia escuela barcelonesa lo ayudó a ocultar un caso parecido en 1986 y sólo lo amonestó verbalmente. «Mantengo y reitero que es tan cierto que los Maristas supieron realmente este caso y hay datos y pruebas de dos personas que contribuyeron a él», subrayó el acusado, quien dijo sentirse «amparado por la congregación para continuar cometiendo esos delitos.

No obstante, Benítez sólo reconoció haber abusado sexualmente de dos de los cuatro estudiantes cuyo caso se juzga y por los que su defensa pide una pena de ocho años de prisión al alegar que «no cada vez que hizo un masaje significó un abuso», en referencia al modus operandi del acusado, quien, como él mismo relató, engañaba a sus víctimas con esa coartada.

El fiscal, que pide 22 años de cárcel y 14 años de inhabilitación, acusó a la Fundación Champagnat, propietaria de las escuelas de Hermanos Maristas y a la que considera responsable civil subsidiaria de los hechos, de no estar al lado de las víctimas, sino preocupada por «regatear hasta el último céntimo» de la indemnización solicitada. «En estos tiempos en los que el papa Francisco pide perdón por otros casos de pedofilia ocurridos, aquí la Fundación, en vez de estar con las víctimas, está regateando hasta el último céntimo, y eso que tiene una póliza de seguros», le afeó el Ministerio Fiscal.