Su detención en noviembre del 2013 creó un gran revuelo la iglesia catalana. Hasta tal punto que el entonces arzobispo de Barcelona, Lluís Maria Martínez Sistach, se trasladó a la comisaría para ver a José María Vendrell, el cura de la parroquia de Sant Julià de Argentona (Maresme) que había sido arrestado por oficiar bodas falsas. La investigación judicial se ha demorado casi cinco años. En su escrito de acusación, el fiscal solicita para el religioso dos años y nueve meses de cárcel por presunta estafa y falsedad por un delito de matrimonio ilegal. También reclama penas de prisión para la falsa novia y una intermediaria, así como el pago de una indemnización al inmigrante que engañaron.

La fiscalía sostiene que los tres acusados, “puestos de común acuerdo” y con “designio criminal”, concertaban matrimonios falsos con el fin de obtener un beneficio económico. En el escrito de acusación, al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, se relata una de esas bodas. En concreto, el enlace simulado de Amir B., de origen paquistaní, que contactó a través de un tercero con otra acusada, Dolores B. C., quien le propuso celebrar un matrimonio a cambio de 10.000 euros para regularizar su situación en España.

Al cabo de unos días, en septiembre del 2012, la intermediaria, el paquistaní y la que iba a ser su esposa, Sara C., también imputada, acudieron al garaje de una vivienda en la población de El Masnou. Fue en ese lugar, según los investigadores, donde el sacerdote Vendrell, destinado a la parroquia de Sant Julià, “simuló” la ceremonia canónica. Al acabar, la intermediaria entregó al inmigrante el certificado del enlace, pero firmado por el párroco de otra iglesia. El hombre abonó al cura imputado 500 euros y a la falsa novia y a su compinche 1.500 euros. Tres o cuatro días después, Amir entregó a las dos mujeres otros 3.000 euros.

“Los acusados eran plenamente conscientes y conocedores de que el documento entregado a Amir no le permitirá regularizar su situación en España”, relata el fiscal. De ahí que se acuse al cura y a las dos mujeres de un delito de estafa en concurso con otro de falsedad documental y al sacerdote solo de un delito de matrimonio ilegal. Una de las imputadas se enfrenta a una pena de dos años de cárcel y la otra a tres años de prisión. Todos ellos, en el caso de condena, deberán indemnizar a al paquistaní engañado con 5.000 euros.

El párroco imputado fue detenido el 16 de octubre del 2013 junto con otras 11 personas de un grupo liderado por un clan gitano en el marco de una operación llevada a cabo por la Policía Nacional. El arresto del religioso se produjo en su vivienda de El Masnou, mientras que el resto de los implicados fueron detenidos en Barcelona y otros lugares. El sacerdote, según algunas fuentes, oficiaba misa en varias parroquias y llegó a pasar 72 horas en la comisaría. Pese a que se negó a declarar ante los agentes, sí le pidió al al sacerdote de la policía que le confesara. El detenido solicitó, además, que e notificara su arresto al Arzobispado de Barcelona para que le designara un abogado.

Los agentes han investigado al menos nueve bodas sospechosas de inmigrantes albaneses, marroquís, paquistaníes e indios. Sin embargo, solo se ha logrado probar la falsedad del enlace de Amir B. . De ahí que la fiscalía únicamente acuse por un solo caso y a tres personas. El resto de los componentes de la presunta red han sido exculpados.