España dejará de matricular a partir del 2040 cualquier "turismo o vehículo comercial ligero (furgoneta)" que emita dióxido de carbono (CO2) , el principal gas causante del efecto invernadero. El veto afectará tanto a los vehículos diésel como a los de gasolina e incluso a los híbridos y a los de gas natural. Solo los eléctricos, los movidos por hidrógeno o cualquier otra tecnología 100% limpia, podrán comercializarse en España, según el documento de trabajo de la futura Ley de Cambio Climático y Transición Enérgética que el Gobierno ha hecho llegar a los partidos políticos y han explicado fuentes del Gobierno.

La intención del la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, es abrir un proceso de participación con comunidades autónomas, municipios, sectores implicados y grupos parlamentarios con el objetivo de que el Consejo de Ministros apruebe el proyecto de ley antes de finalizar el año.

El acuerdo de París

La nueva normativa pretende asegurar el cumplimiento por parte de España del acuerdo de París contra el cambio climático fijándose objetivos de "ambición máxima" en el marco de las directrices de la Unión Europea.

La prohibición de la matriculación obedece a la necesidad de que diez años más tarde, en el 2050, no circule por España ningún turismo o furgoneta que emite CO2, en congruencia con el pacto sellado en la capital francesa, que prevé cero emisiones en la segunda mitad de siglo para evitar que el aumento de temperaturas en el planeta supere los dos grados centígrados.

Diez años antes, en el 2030 habrá que contar ya con una cuota importante de vehículos “de con nulas o bajas emisiones” pero la ley no lo define. Esto se establecerá en el Plan Integrado de Energía y Clima que debe entregarse en Brusleas a más tardar el 17 de diciembre próximo.

Puntos de recarga en las gasolineras

En el terreno de la movilidad la ley conempla varias medidas a más corto plazo. Para facilitar la expansión del vehículo eléctrico, por ejemplo, todas las gasolineras estarán obligadas próximamanete a instalar puntos de recarga. Los plazos se establecerán en función de su volumen de ventas. A mayor dimensión más pronto deberán crearlos.

Los municipios de más de 50.000 habitantes estarán obligados, por su parte, a crear zonas de bajas emisiones donde solo puedan acceder los vehículos más ecológicos. Tendrán para ello un plazo máximo de cinco años, hasta el 2023.

El Gobierno tendrá que estudiar además la posible implantación en España de la euroviñeta,

70% de renovables en el 2030

La parte central de la nueva norma fija como objetivo que el sistema eléctrico cuente con un mínimo del 70% de generación a partir de energías renovables. Todo un reto nada fácil de alcanzar dado el parón que han supuesto los seis años del Gobierno del PP. La ley prevé que para logralo va a ser necesario "impulsar la instalación de un mínimo de 3.000 MW de potencia al año" a partir del 2020. El equivalente a construir anualmente tres reactores nucleares como los de central de Ascó.

En el papel de la energía nuclear en este revolucionario futuro no forma parte de la ley. Se determinará también en en el citado plan de Energía y Clima. Ahí se verá si se opta por prolongar la vida útil de algunas centrales o se mantiene la promesa electoral del PSOE de cerralas todas cuando cumplan 40 años.

Eliminar el 37% de las emisiones en 10 años

Con todo este esfuerzo se deberá reducir un 20% las emisiones de C02 respecto a la cifra del año 1990. Todo un reto también. Las emisiones están actualmente un 17% por encima de esa cifra. Eso significa que de aquí al 2030 una de cada tres toneladas de dióxido de carbono que España lanza a la atmósfera debe ser eliminada. Es un porcentaje mucho más alto que el exigido por la Unión Europea y se deriva del reciente informe de la ONU que lanzó la alerta sobre el retraso en la adopción medidas para evitar la subida de las temperaturas.

De modo más inmediato aún, nada más entrar la ley en vigor, en solo unos meses, no se otorgarán ya nuevas autorizaciones para realizar actividades de exploración ni explotación de hidrocarburos, ni en tierra ni las aguas territoriales españolas. El frácking también quedará vetado. Y todas las explotaciones con prórrogas vigentes no podrán seguir más allá del 2040.

Revisión del régimen fiscal

Tampoco se podrán crear “nuevos subsidios u otros incentivos económicos que favorezcan el consumo de combustibles fósiles (diesél, gasolina y gas) y además “se revisará el régimen fiscal" a que están siendo sometidos con el objetivo de retirar de “modo progresivo todas las ayudas y medidas que favorezcan su consumo”. Aquí la ley no va más allá, aunque está claro que la subida de impuestos al diésel para empezar a equipararlo con la gasolina, prevista para el próximo año, será una de las retitradas progresivas de ayudas.

Tras los pasos de los países más avanzados

El Ministerio para la Transición Ecológica considera que su propuesta en el terreno de la movilidad es muy similar a la del Reino Unido que también ha anunciado que prohibirá la venta de coches diésel y gasolina en 2040 y en el año 2050 ya no podrán circular. Francia también ha anunciado que prohibirá la venta

de coches de combustión en 2040; Dinamarca, Irlanda, Alemania y Holanda son más ambiciosos y quieren lograrlo en 2030. Noruega, cuyo parque de vehículos eléctricos alcanza ya el 30%, se ha impuesto el 2025 como el fin de la vida de los coches de combustión.

Con su calendario, el Gobierno pretende mandar "señales claras para dirigir la producción de vehículos", que es precisamente lo que demandan los fabricantes, algunos de los cuáles ya han dado importantes pasos por su cuenta. Volvo ya ha anunciado que a partir de 2019 solo venderá coches eléctricos. Toyota, marca pionera en el desarrollo de motores híbridos, dejará de vender vehículos diésel en Europa a finales de 2018.

En España, ya hay regiones que han tomado medidas en este sentido. La Ley de Cambio Climático balear prohibirá los coches diésel en las islas en solo siete años. En 2035 vetará los gasolina.