Media tonelada de productos pirotécnicos despidieron oficialmente anoche la Feria de Abril más larga de sus 171 años de historia, y aunque parezca imposible, todavía queda gente en el real que estaría dispuesta a seguir hasta hoy de celebración tras más de 200 horas de una fiesta casi interminable.

Cuando se apagaron los 8.296 fuegos artificiales que se lanzaron desde el Muelle de Nueva York, aún hubo cuatro horas más de dispositivo de seguridad en las calles de la Feria, como una especie de desaceleración de la fiesta, ante la gran cantidad de gente que se resiste a que el domingo sea un día de resaca de su nuevo calendario ferial.

A la espera de saber qué decisión se toma en relación a la posibilidad de mantener desde 2018 el calendario de dos fines de semanas de Feria, no se puede decir que haya unanimidad sobre esa hipotética decisión.

Así se deduce de las casi 10.000 firmas que un vecino ha recogido en la plataforma Change.org pidiendo que la Feria vuelva a su modelo anterior.

Entonces, la Feria comenzaba oficialmente un lunes y acababa un domingo, y este año, tras un referéndum, comienza el sábado y se ha prolongado hasta el siguiente sábado, lo que supone un día más de fiesta.

Aunque aún no hay un balance oficial del nuevo formato, el delegado de Seguridad, Movilidad y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla, Juan Carlos Cabrera, ha defendido el mayor impacto económico y laboral del modelo de este año.

La plataforma que recoge firmas en contra del nuevo modelo, por su parte, afirma que «las fiestas de Sevilla son grandes por sí solas -sin necesidad de venderlas al mejor postor-, siendo los sevillanos quienes les dan su peculiar forma y dejan su dinero para montar las miles de casetas que hay, por lo que no hay que hacer de ella un parque temático para el visitante».

Lo que sí parece es que el aumento de visitantes, -el viernes ya se había llegado a los tres millones-, no ha supuesto una subida porcentual de las atenciones sanitarias, y hasta ayer han sido 1.691, de las que solo 93 precisaron traslados hospitalarios, en su gran mayoría por heridas diversas, esguinces, luxaciones, intoxicaciones etílicas y patologías respiratorias.

CONTROLES / La Guardia Civil, por su parte, lleva una media de mil controles diarios de alcoholemia, con jueves y viernes duplicando semejante promedio (1.944 y 2.226, respectivamente, con 32 y 28 pruebas positivas, respectivamente), mientras que la Policía Local sevillana ha practicado desde el sábado 1.115, con solo 40 positivas.

Además, los agentes han intervenido más de 5.000 botellas por venta y consumo ilegal de alcohol en el recinto ferial, con más de 310 intervenciones en la vía pública, en un dispositivo desplegado en dos fases y reforzado en la tarde el jueves.