La familia de Blanca Fernández Ochoa evalúa la posibilidad de llevar sus cenizas a Siete Picos, el paraje de montaña que más le gustaba a la medallista fallecida, como forma de homenaje una vez sean cremados sus restos y después de la celebración de un funeral popular que prevén para el próximo domingo 8.

Aunque las leyes en materia de preservación del medio ambiente son muy estrictas para estos asuntos en parques nacionales como el de la Sierra del Guadarrama, la funeraria que presta servicios a los Fernández Ochoa les ha asegurado que cuentan con un sistema de depósito de las cenizas «biodegradable y legal», relata a este periódico el cuñado de Blanca, Adrián Federighi.

En cualquier caso, señala, «serán los hijos de Blanca quienes tengan la última palabra». En la tarde de este jueves Olivia y David no han podido pronunciarse sobre esta «idea principal de la familia», pues «están absolutamente afectados», explica su tío, quien durante 4 días de búsqueda y uno de absoluto abatimiento ha hecho de portavoz familiar.

DOLORIDA ESPERA/ Las exequias por Blanca Fernández Ochoa no se podrán celebrar hoy, aunque ya para el jueves tenía la familia reservada sala en el tanatorio de la localidad de Cercedilla. El fallecimiento de Blanca ha sido una muerte judicializada, y eso implica un preceptivo trámite científico de identificación que a los familiares les alarga la espera para recuperar sus restos. El cuerpo ya fue identificado en la práctica el día de su hallazgo por las prendas, zapatillas, mochila, fármacos y adornos que llevaba -»Todos los objetos son de Blanca», cerfitica Federighi-, pero los forenses deben elevar al juez una prueba científica e indubitada de que ese cadáver es el de la deportista. Y para ello es necesaria la toma de huellas digitales y una prueba de ADN.