Había vuelto a Málaga para pasar la última etapa de su vida junto a su familia, donde encontraba la tranquilidad y estabilidad que no halló en su vida personal y laboral. Tras luchar contra una larga enfermedad, la actriz y modelo Amparo Muñoz (Vélez Málaga,1955) fallecía la madrugada del lunes a los 56 años. El destino quiso que fuera justo la noche en que se celebraba la gran fiesta del cine, su mayor pasión. Un mundo al que llegó, según confesaba, por casualidad, pero en donde se quedó por elección. "Es lo que más me gusta". Hace apenas seis años la actriz ya libró otra batalla contra un tumor cerebral, de la que salió victoriosa y con un libro de memorias bajo el brazo: La vida es el precio (Ediciones B), escrito con Miguel Fernández, un relato sobrecogedor en el que describe, además, los años de adicciones y su azarosa vida sentimental.

Descubierta para el cine por José Luis Dibildos en 1973 con Vida conyugal sana , al lado de Ana Belén y José Sacristán, ese año fue Miss España. Sus ojos verdes la auparon un año después en Filipinas al trono de Miss Universo, siendo la única española que ha logrado el título.

CARACTER INDOMABLE Pero los organizadores no conocían su carácter visceral e indomable, y tras conocer la oscura trastienda que rodeaba a los concursos de belleza, Muñoz rechazó el título apenas seis meses después porque se negaba a ser manipulada. La corona acabó volando por la ventana y estrellada contra el suelo. Desde aquel momento, le acompañaría siempre la polémica. Lució su cuerpo por algunas de las películas más conocidas de la época del destape, y rodó junto a directores como Vicente Aranda o Eloy de la Iglesia. Con el productor Elias Querejeta, una de sus parejas y con quien vivió una de las etapas más felices de su vida, según confesó en sus memorias, consiguió dar un giro a su carrera y protagonizó filmes inolvidables como Mamá cumple 100 años (Carlos Saura), Hablamos esta noche (Pilar Miró) o, más recientemente, Familia, de Fernando León de Aranoa. Su fama traspasó el charco y se labró cierta trayectoria en México.

Los altibajos de su carrera se alternaban con los sobresaltos judiciales. En 1983, y tras fijar su residencia en Filipinas, fue condenada por un altercado con su productora. Ya en España, fue detenida en Barcelona por presunta tenencia de heroína. Muñoz nunca ocultó su vida de excesos, y la prensa sensacionalista se cebó con ella en los 90, cuando se la relacionó con la prostitución y se publicó que tenía sida. Pero ella también reconoció que, con mucha voluntad, "las drogas se pueden dejar y volver al buen camino".

La mala vida tuvo también su reflejo en el terreno amoroso, donde acumuló decepciones. No guardaba buen recuerdo de su primer marido, Patxi Andión, al que acusó de "pisotear" sus ilusiones. Todo lo contrario ocurrió con Querejeta, Antonio Flores, con quien mantuvo una relación "muy fraternal y espiritual" pese a las peticiones de Lola Flores para que le dieran un nieto, o el galán Máximo Valverde. Para ella se guardó el nombre de un político de la transición, de ojos azules, al que llamaba "el hombre de la perla".