El detenido por la muerte violenta de Mònica Borràs, la mujer desaparecida en Tarrasa en agosto del 2018, habría atacado a su víctima con un hacha, según se desprende de la investigación policial y ha podido saber la ACN.

Una vez muerta, enterró la mujer en el patio de la casa. Levantó las baldosas del suelo, hizo un agujero justo para que cupiera el cuerpo y volvió a cimentar y poner baldosas.

El hecho de que la investigación se haya alargado tanto en el tiempo hubiera permitido el sospechoso limpiar a fondo la casa e incluso repintar algunas partes para intentar borrar cualquier tipo de prueba del crimen.

Desde un primer momento, sin embargo, los investigadores se fijaron en la expareja de la víctima como principal sospechoso de la desaparición y, de hecho, habría suficientes pruebas para incriminarlo a pesar de que no hubiera aparecido el cuerpo.

El hombre pasa este viernes a disposición judicial en los Juzgados de Tarrasa. Él mismo confesó el crimen este miércoles.