El bebé llora, tiene cólicos y caca líquida. El pediatra le dice a la madre que deje de tomar lácteos, porque el bebé podría ser alérgico a las proteínas de la leche de vaca, que se cuelan en la leche materna. Pero hay lácteos en toda clase de comida: ante el órdago, la madre deja de dar el pecho y se pasa a la leche hidrolizada, la fórmula especial para esa intolerancia.

Esta historias es cada vez más frecuentes. Algunas madres renuncian a los lácteos voluntariamente, incluso antes de que se presenten los síntomas de la alergia.

Sin embargo, podría haber cierta exageración en torno a esa intolerancia. Así lo afirma Christoffer Van Tulleken, un pediatra, profesor del University College de Londres y divulgador británico, en un artículo publicado en el British Medical Journal, una de las revistas más prestigiosas en medicina.

CONFLICTOS DE INTERÉS

Van Tulleken ha recopilado evidencias de que casi todos los autores de las pautas diagnósticas de esa alergia cobraron de fabricantes de leche de fórmula. "La investigación está pagada por las empresas, los doctores están conectados con ellas y también financian los cursos y los colegios profesionales", afirma el investigador. El artículo se centra mayoritariamente en el Reino Unido, sin embargo también tienen conflictos de interés los autores de las pautas diagnósticas europeas.

Los médicos implicados no han escondido esos conflictos, como ha ocurrido por ejemplo en el caso de Josep Balselga. Sin embargo, la OMS recomienda tener especial cautela con las conexiones empresariales, en temas de lactancia materna, debido a las malas prácticas de los años 70.

Van Tulleken atribuye a la influencia corporativa el hecho de que las pautas son tan genéricas, que prácticamente cualquier bebé podría tener algún síntoma. Además, esta alergia no se puede confirmar con pruebas en sangre o en piel. Los diagnósticos han aumentado del 500% en una década en el Reino Unido.

Todo ello, combinado con la dificultad de seguir dando el pecho sin tomar ni un lácteo, llevaría a muchas madres a dejar indebidamente la lactancia. "Los doctores relatan recibir muchas llamadas de madres que consideran dejar de dar el pecho por la alergia", afirma Van Tulleken.

LA SITUACIÓN EN ESPAÑA

Los expertos españoles consultados no creen que el cuadro se pueda trasladar a España. "El consumo de leche hidrolizada no está aumentando", afirma el pediatra y escritor Carlos González. Sí hay una "moda de atribuir el llanto, el eccema y otros problemas del bebé a una alergia a la leche", añade.

"Las alergias afectan sobre todo a bebés que ya están tomando fórmula, mucho menos a los que toman el pecho", observa Juan José Díaz, pediatra experto en nutrición del Hospital Universitario Central de Asturias.

"Los autores de las pautas son médicos prestigiosos: es normal que los laboratorios se dirijan a ellos para encargarles asesorías y eso no cambia su criterio médico", afirma Òscar Segarra, gastroenterólogo pediátrico del Hospital de Vall d’Hebron.

Sin embargo, todos coinciden en que las pautas diagnósticas son demasiado genéricas. "Son síntomas muy subjetivos. Uno de ellos es la irritabilidad: ¿qué lactante no es irritable?", observa Ines Loberdos, gastroenterologa pediatrica del Parc Taulí.

Los expertos discrepan sobre si en España hay sobrediagnóstico y si esto lleva a interrupciones indebidas de la lactancia materna. Pero coinciden en que, en la duda, mejor que la madre abandone la leche de vaca que la lactancia.