Aunque al final no se ha incluido en el acuerdo andaluz entre el PP y Vox, en el ADN del partido ultra está luchar contra el “hembrismo”, la “ideología de género” y derogar la ley contra la violencia machista para aprobar una que no discrimine a los hombres y trate de erradicar todas las agresiones en las familias. Y el PP ha cedido en parte al admitir que hay que luchar contra “cualquier tipo de asesinato” en los hogares y conceder ayudas a todas las víctimas de la “violencia doméstica”. Pero, ¿qué abarca este término y cuál su incidencia en comparación con los ataques de origen machista?

Antes de que se aprobara la ley contra la violencia de género, lo común era denominar violencia doméstica a todos los malos tratos acaecidos en el ámbito de las familias, ya sea contra mujeres u hombres. Si bien, la normativa española fue pionera en establecer un entramado de protección y prevención específico para las féminas, con el agravamiento de las penas, ante la evidencia de son ellas las que más sufren el maltrato y este se basa en una desigualdad estructural. Se denominó entonces violencia de género aquella que se “ejerce sobre las mujeres” por parte de quienes hayan sido sus cónyuges o hayan mantenido con ellas relaciones similares de afectividad, un término que ha ido evolucionado comúnmente hacia el de violencia machista, dado que tiene su origen en la dominación que ejercen algunos hombres, provocado por la sociedad patriarcal.

6.909 VÍCTIMAS EN EL 2017

La violencia doméstica queda limitada, desde entonces y según el artículo 173.2 del Código Penal, a las agresiones físicas o psicológicas que se producen en el seno de una familia y son ejercidas hacia hombres y pero también hacia descendientes, ascendientes o hermanos, por lo que las víctimas también pueden ser mujeres. De hecho, según la radiografía más precisa en la materia, efectuada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el 2017 se registraron 6.909 víctimas de violencia doméstica a cuyo agresor se le impuso una orden de protección o medidas cautelares, un 0,7% más que el año anterior. De ellas, un 62,4% (4.313) fueron mujeres, es decir, madres, abuelas, o tías o hijas. El caso más reciente y llamativo es el asesinato de una mujer en Banyoles presuntamente por su hija de 17 años.

De hecho, si se analizan los datos en función de la relación entre víctima y agresor, el caso más frecuente (el 28,8%) es aquel en que la víctima es la madre del agresor o agresora. En un 27,7% de los sucesos los fallecidos fueron los hijos (sin que el INE especifique sexo), en el 11% el padre y en el 9,7% hermanos (sin distinción de género).

Y si se tienen en cuenta las personas denunciadas, 4.088, el 73,1% fueron hombres, un 7,4% más que el año anterior. La edad media de los denunciados fue de 35,9 años y de forma abrumadoramente mayoritaria habían nacido en España.

LA VIOLENCIA MACHISTA SUPERA A LA "INTRAFAMILIAR"

Por tanto, ya sean los datos de las víctimas como los de los agresores, la estadística deja bien claro que, pese a la confusión que Vox pretende introducir al asegurar que los hombres están desprotegidos y son maltratados por el sistema, en el ámbito familiar también son las mujeres las que mayoritariamente sufren las agresiones. Y a estos datos hay que añadir las graves y preocupantes cifras de la violencia machista. También según el INE, en el 2017 hubo 29.008 víctimas, casi el cuádruple del número registrado en la violencia doméstica, y sin contar las agresiones que se dan fuera del ámbito de la pareja, como el asesinato de Diana Quer o Laura Luelmo, que aún no se reflejan en las estadísticas oficiales.

El maltrato de origen machista supera al “intrafamiliar”, otro de los términos usados por Vox, en todos los parámetros. Por ejemplo, en el 2017 fueron 28.987 los hombres denunciados frente a 4.908 agresores en violencia doméstica, 27.202 los condenados frente a 5.612 y 6.181 los absueltos frente a 1.252.

EL MAYOR RIESGO DE LAS MUJERES

También el Consejo General del Poder Judicial ha comparado en diversas ocasiones la violencia de género y la doméstica y ha concluido que las agresiones en el ámbito de la pareja “tiene sus raíces en el género” y aunque “los hombres no son invulnerables a la violencia ni las mujeres incapaces de ejercerla”, existe un “desproporcionado mayor riesgo” por parte de las féminas a ser asesinadas.

Así, un estudio del 2016 señala que hubo 38 víctimas de sexo femenino cuyo agresor fue enjuiciado (no se contabilizan los que se suicidaron y el proceso se archivó ), 9 de sexo masculino y 1 una mujer transgenero. Y en violencia doméstica, la agresora no siempre fue una mujer, sino que tres eran hombres que mataron a su pareja o expareja del mismo sexo. Si se tienen en cuenta los datos desde el 2011 al 2016, fueron 259 las sentencias por homicidios o asesinatos machistas frente a 47 por violencia intrafamiliar.