Un día después de la conmoción causada por el incendio de Notre Dame, el Ministerio de Cultura y Deporte convocó ayer un Consejo de Patrimonio Histórico extraordinario para abordar los planes de salvaguarda de Bienes Culturales. ¿Están suficientemente protegidos los monumentos y edificios más representativos de España? El terremoto de Lorca en el 2011 fue el detonante para que comenzaran a activarse las alarma.

Lo primero que se puso en marcha fueron los Planes de Conservación Preventiva que abarcan la detección de riesgos y que se llevaron al Consejo de Patrimonio durante ese año 2011: revisión de las instalaciones, alarmas frente a robos, precauciones ante las obras, algo que preocuparía en estos momentos en aquellos edificios como la Catedral de Santiago de Compostela o la Sagrada Familia de Barcelona que se encuentran inmersos en procesos de restauración o construcción.

«Normalmente estas líneas se resolvían a través de las propias Administraciones de Bienes Culturales, pero se detectó la necesidad de extenderlas a otras administraciones y ministerios que tuvieran competencia en la materia», cuenta Román Fernández-Baca Casares, director general de Bellas Artes y Patrimonio. «Así, en el 2014 se llevó a cabo la aprobación del Plan de Emergencia y Detección de Riesgos del Patrimonio Cultural, con la participación de las comunidades y un conjunto de agentes que abarca Protección Civil, Unidad Militar de Emergencias, Bomberos, Policía o Guardia Civil». Este conjunto de Planes de Salvaguarda fue redactado y se encuentra en fase de implantación. Pero cada comunidad autónoma tiene sus competencias. Fernández-Baca reconoce que no sabe lo que cada comunidad está haciendo, más allá de que algunas tengan creadas sus unidades (nombra Castilla León, Asturias, Galicia, Murcia, Castilla La Mancha, Aragón y Valencia). Desde el Estado se comenzó a poner en marcha en el 2018 un equipo técnico para definir un grupo de trabajo en Madrid.