Una emergencia de salud pública internacional. Así ha declarado la Organización Mundial de la Salud (OMS) el brote de Ébola en la República Democrática del Congo que ha estado afectando el país durante casi un año.

Más de 700 ya niños y niñas han contraído la enfermedad y centenares han fallecido. Un 40% de estos niños tiene menos de cinco años. El virus del Ébola es transmitido al ser humano por animales salvajes y se propaga por transmisión de persona a persona y su tasa de letalidad es alta: actualmente de alrededor del 67%, muy superior al brote de 2014/2015 en África occidental.

Este brote de Ébola, el décimo en la República Democrática del Congo, se está propagando a Uganda. A mediados de junio, el Ministerio de Salud ugandés declaró el sexto caso de Ébola. El primer caso fue el de un niño de cinco años que ingresó en un hospital recién llegado de la República Democrática del Congo. El pequeño dio positivo por el virus y murió poco después. Actualmente, se está dando seguimiento a 90 contactos y hay otros cuatro casos sospechosos de sufrir el Ébola en Uganda. En este país, Save the Children ha trabajado con las comunidades locales y las autoridades para ayudar a mitigar la propagación del brote. Más de 1.000 profesionales de la salud, personas voluntarias, maestros y maestras, equipos de salud de las aldeas y personal de laboratorio han sido capacitados para prevenir y responder a los casos. Así mismo, también hemos distribuido materiales de prevención en instalaciones de salud, cruces fronterizos e instalaciones de lavado de manos, muy importantes para reducir el riesgo de contaminación.

FRENAR LA PROPAGACIÓN ES CLAVE

De hecho, frenar la propagación del virus es clave para acabar con esta epidemia que está devastando comunidades en el este de la República Democrática del Congo. Por eso, la comunidad internacional debe ampliar urgentemente su respuesta y apoyo a los países afectados. Desde Save the Children trabajamos en terreno y desde hace un año hemos llegado aproximadamente a un millón de personas, difundiendo información sobre cómo conocer los síntomas y cómo evitar que la enfermedad se propague. Además, proporcionamos equipos de control de prevención de infecciones a los trabajadores y trabajadoras de salud y les formamos, llevamos a cabo triajes en las entradas de los hospitales y centros de salud para garantizar que todas las personas con síntomas de Ébola estén aisladas. También trabajamos con los líderes comunitarios y expertos en salud para hacer vigilancia y rastreo de contactos.

Pero trabajar en el este de la República Democrática del Congo no es fácil. Uno de los problemas con los que se encuentran los trabajadores humanitarios es que hay más de 100 grupos armados operando en esta zona donde el conflicto y la inseguridad dificultan la respuesta humanitaria contra el virus del Ébola. Ya se han registrado casi 200 ataques contra profesionales de la salud.