El sindicato de enfermería SATSE ha reclamado el aumento de plantillas de enfermeras que prestan su servicio en las unidades de cuidados intensivos (UCI) para que no superen los dos pacientes por profesional, y dar así una mejor atención a los enfermos del covid-19 y a los que sufren otras enfermedades.

Esta organización ha indicado que el déficit de enfermeras en las ucis ya se constató en el estudio "Análisis de la realidad de las enfermeras y enfermeros, matronas y fisioterapeutas en los centros sanitarios", con una ratio media que superaba los dos pacientes por profesional.

Este déficit "es una de las deficiencias constatadas en la lucha contra la actual pandemia del covid-19 y, por ello, reclamamos que se refuercen de cara al futuro estas ucis", donde se da asistencia intensiva integral las 24 del día a los pacientes más críticos o con alto riesgo de presentar complicaciones, ha considerado el sindicato.

También ha recordado que las recomendaciones del Ministerio de Sanidad para las ucis de nivel asistencial III o grandes hospitales, señala un paciente por enfermero, una ratio que en el nivel asistencial II se sitúa en 1,6 enfermeras, y en las de nivel asistencial I, tres pacientes por profesional.

ZONAS DE ACOGIDA DIFERENCIADAS

Médicos, enfermeros y administrativos de Atención Primaria proponen la creación de "zonas sucias y limpias frente al covid-19", la transformación de los sistemas de cita previa "indiscriminada", designar una zona de "acogida" de los pacientes o primar las consultas telemáticas.

Así se recoge en el documento "Fase de transición de la pandemia por SARS-CoV-2 en Atención Primaria", desarrollado por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC), y suscrito por la Asociación de Administrativos de Salud, la Asociación de Enfermería Comunitaria, la Federación de Asociaciones de Enfermería Comunitaria y Atención Primaria, y la Sociedad Española de Atención al Usuario de la Sanidad.

NUEVAS MEDIDAS ORGANIZATIVAS

El documento propone "medidas organizativas y asistenciales encaminadas a ayudar a los equipos de atención primaria a diseñar su propio modelo organizativo para gestionar y controlar la pandemia, y responder a las necesidades de salud de su población".

Uno de los aspectos atañe a la distribución de los espacios de los centros de salud mediante la creación de zonas "limpias" y "sucias", y propone que la localización de las consultas sobre coronavirus se localicen próximas a la entrada del centro y, siempre que sea posible, como una zona diferenciada.

El documento plantea la creación de una "sala de acogida" en la que se realizará un lavado de manos, se facilitará una mascarilla quirúrgica y se tomará la temperatura de los pacientes antes de dirigirles hacia la consulta.

Además, propone suspender el sistema de cita previa "indiscriminado" vía call-center, web o app y sustituirlo por un filtro telefónico administrativo inicial que permita discriminar si el motivo de consulta puede ser resuelto telemáticamente o necesita atención presencial, si es demorable o no, y qué profesional puede resolverlo.

PASO A LA ATENCIÓN TELEFÓNICA

Según este cambio de modelo se hace necesario que "el papel del administrativo sea más relevante y especializado, lo que evidentemente debe estar reconocido en el acceso a las plazas dentro del sistema de provisión", así como el desarrollo de nuevos "algoritmos bien definidos y elaborados" para este fin.

El "considerable peso" que tendrá la consulta telefónica hará necesario incluir tiempo para la teleasistencia en las agendas de los profesionales, señala el documento, que también incide en el procedimiento sobre cómo realizar las llamadas telefónicas y otras cuestiones de carácter legal y ético que atañen a la confidencialidad y la seguridad.

La actividad burocrática global (recetas, informes, bajas...) puede constituir el 30-40 % del tiempo de consulta, por lo que el texto señala que hay que mejorar la desburocratización de las consultas para permitir que sean lo más eficaces y resolutivas posibles.