Piedad y Manuel, un matrimonio de ancianos de unos 75 años residentes en el barrio de la Bordeta de Barcelona, murieron en fecha indeterminada en el interior de su domicilio, sin hacer ruido. Ouaffa, que vive justo delante del 6º 2ª, los vio por última vez hace diez días. «Piedad estaba tendiendo la ropa en la terraza y yo estaba en el baño. Nos saludamos y ella dijo que estaba muy cansada. Hace un año se cayó por la escalera, desde entonces, siempre estaba muy cansada y su cara había envejecido», explica la vecina. Hace unos tres o cuatro días, un hedor «insoportable» comenzó a filtrarse por la cerradura de la pareja hasta el rellano. Y ayer, comenzaron a salir moscas grandes por la terraza. Ouaffa avisó al resto de vecinos, que llamaron al 112.

Dos agentes de la Guardia Urbana golpearon la puerta del matrimonio sobre las 22.00 horas. Los investigadores comprobaron que la puerta de entrada a la vivienda estaba cerrada por dentro y no tenía signos de haber sido forzada, lo que podría descartar el posible móvil del robo o la intervención de una tercera persona, aunque ello no podrá concretarse hasta que no finalice la investigación.

Y el olor, aunque era intenso, podría deberse a que los ancianos se habían marchado de vacaciones dejando por error bolsas de basura orgánica en la cocina.

Los policías contactaron con el hijo, que acudió enseguida porque sus padres no se habían ido de vacaciones. En cuanto abrió la puerta, sobre las 23.00 horas, el hedor se hizo tan presente que no pudo entrar. Los dos policías sí lo hicieron, y reaparecieron enseguida en el rellano para comunicarle que sus padres habían fallecido. Ella estaba en una butaca y él tendido en el suelo. Bajo ambos cuerpos, que llevaban muertos varios días, un charco de sangre. Llevaban muertos, más o menos, una semana.

Los dos cadáveres presentaban cortes compatibles con heridas causadas por arma blanca pero en la casa no había ningún rastro de violencia.

La División de Investigación Criminal de los Mossos d’Esquadra se ha hecho cargo de un caso que mantiene todas las hipótesis abiertas. Desde el suicidio consensuado a un crimen machista, sin descartar todavía la participación de una tercera persona.

Para Ouaffa no hay duda de que Pedro quería a Piedad. «La cuidaba mucho y la sacaba a pasear del brazo, siempre juntos desde que ella se puso enferma y se sentía cansada». El juez ha decretado secreto de sumario.

«Estamos consternados. Hace mucho tiempo que no los veía. La última vez que hablé con el marido me dijo que la mujer, que sufría una depresión, no acababa de reponerse y que él se sentía impotente por no poder ayudarla», explicó una vecina, en declaraciones a Efe. «La señora Piedad estaba enferma con depresión, y él también, que la cuidaba a ella. Los vecinos estamos muy consternados por esta mala noticia, es muy fuerte. Los vi la semana pasada», señaló otra vecina.