Los denisovanos son, junto con los neandertales, los parientes extintos más cercanos a los seres humanos, tal y como pudieron comprobar investigadores de Alemania tras el análisis de los restos de un individuo fruto de la relación entre ambas especies, según publicó ayer la revista Nature.

«Sabíamos por investigaciones previas que los neandertales y los denisovanos debían haber tenido hijos en algún momento, pero nunca pensamos que podríamos llegar a tener tanta suerte y encontrar una descendenci

Denny, una mujer que murió hace unos 50.000 años, era mitad neandertal y mitad denisovana. Así lo determina el análisis genómico de un hueso descubierto en una cueva siberiana. Un hallazgo que convierte a esta hembra en el primer híbrido conocido entre dos especies de humanos extintos.

"Encontrar una persona de primera generación de ascendencia mixta de estos grupos es absolutamente extraordinario", dice el genetista de poblaciones Pontus Skoglund en el Instituto Francis Crick en Londres. "Se trata de una gran ciencia junto con un poco de suerte", bromea el investigador. El hallazgo, publicado en la revista este mismo miércoles en la revista Nature, es fruto de los esfuerzos de los grupos de investigación de Viviane Slon y Svante Pääbo, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania).

De acuerdo con los expertos, teniendo en cuenta los patrones de variación genética en humanos antiguos y modernos, ya se sabía que los denisovanos y los neandertales debían haberse criado entre sí. Pero hasta ahora nadie había encontrado la descendencia de aquella primera generación de parejas. Antes del descubrimiento de Denny, la mejor evidencia de una asociación tan cercana se encontró en el ADN de un espécimen de Homo sapiens que tenía un antepasado de Neanderthal dentro de las 4-6 generaciones anteriores.

Un apareamiento extraordinario

"Sabíamos por investigaciones previas que los neandertales y los denisovanos debían haber tenido hijos en algún momento, pero nunca pensamos que podríamos llegar a tener tanta suerte y encontrar una descendencia real de ambos grupos", explicó uno de los autores, la investigadora Viviane Slon, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, ubicado en Leipzig (Alemania).

Este apareamiento sucedió hace unos 50.000 años. Al reciente hallazgo se llegó gracias a un pequeño fragmento de hueso encontrado en el 2012 en la cueva de Denísova (Siberia) por investigadores rusos. "Este fragmento formaba parte de un hueso más largo y por ello podemos estimar que el individuo tenía al menos 13 años", dijo la especialista Bence Viola, de la Universidad de Toronto (Canadá). Tras el hallazgo, el hueso fue trasladado a Leipzig para ser sometido a un análisis genético, en el cual comprobaron que se trataba de un homínido.

Una convivencia fructífera

"Un aspecto interesante de este genoma es que nos permite aprender cosas sobre dos poblaciones: los neandertales por parte de su madre y los denisovanos por parte de su padre", explicó el coautor del estudio Fabrizio Mafessoni, del centro de investigación alemán.

De acuerdo con los investigadores, la madre se encontraba genéticamente más cerca de los neandertales que vivían en Europa occidental que de los que residían en la cueva de Denísova. Esto muestra que los neandertales migraron entre Eurasia occidental y oriental decenas de miles de años antes de su desaparición, según los expertos. El padre denísova, por su parte, tenía al menos un antepasado neandertal en su árbol genealógico.

Emoción entre los investigadores

El recién publicado hallazgo ha emocionado a la comunidad científica. Un elemento que, para los investigadores artífices del descubrimiento, no hace más que abrir nuevas líneas de estudio: "Desde este genoma podemos detectar múltiples interacciones anteriores entre neandertales y denisovanos", declaró uno de los responsables del estudio, el investigador Benjamin Vernot.

"Quizá los neandertales y los denisovanos no tuvieron muchas oportunidades para conocerse, pero cuando lo hicieron, debieron de aparearse con mucha más frecuencia de lo que pensábamos", sentenció Pääbo.

a real de ambos grupos», explicó uno de los autores, la investigadora Viviane Slon, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, ubicado en Leipzig (Alemania). El hallazgo se descubrió gracias a un pequeño fragmento de hueso.

«Este fragmento formaba parte de un hueso más largo y por ello podemos estimar que el individuo tenía al menos 13 años», dijo la especialista Bence Viola, de la Universidad de Toronto (Canadá). Los restos fueron encontrados en 2012 en la cueva de Denísova (Siberia) por investigadores rusos. El hueso fue trasladado a Leipzig para ser sometido a un análisis genético, en el cual comprobaron que se trataba de un homínido.