Un grupo de hombres esperan, como cada mañana, en una estación francesa para coger el tranvía. La escena no tendría nada de especial si en vez de en la localidad francesa de Nantes ocurriera en un pueblo de Escocia, porque los varones van ataviados con faldas. Son un grupo de trabajadores de la empresa de transportes Semitan que protestan mediante este método porque la compañía no les permite trabajar vestidos con pantalón corto o bermudas.

"La falda forma parte de la vestimenta reglamentaria de nuestras colegas mujeres y nosotros no queremos ser diferentes", explica Gabriel Magner, representante de los trabajadores de esta empresa de autobuses y tranvías, en declaraciones al diario 'Le Parisien'. La ola de calor tampoco da cuartel en esta localidad del noroeste de Francia. Y menos dentro de los autobuses y tranvías, donde los conductores denuncian que las temperaturas pueden llegar a alcanzar 50 grados.

La reivindicación de estos trabajadores comienza en el 2013, cuando ya pidieron formalmente a la empresa poder llevar pantalón corto o bermudas a partir de ciertas temperaturas. "Pero Semitan parece querer conservar una imagen de marca", explica Magner. De momento, la dirección aún no ha respondido a sus reivindicaciones, aunque los trabajadores, que siguen con la protesta, lo llevan con humor.

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Estos conductores franceses no son los únicos que se han levantando en contra de la prohibición de llevar 'shorts'. En Exeter (Reino Unido), una docena de adolescentes han modificado ligeramente su uniforme escolar y se han presentado en clase con las faldas que llevan diariamente sus compañeras. La protesta comenzó cuando un alumno pidió a su profesor acudir al instituto con pantalón corto y este le respondió: "Puedes venir con falda si quieres", según recoge el diario 'The Guardian'. Y parece que el menor se lo ha tomado al pie de la letra.

Los jóvenes británicos consideran que los más de 30 grados que soportan en esta pequeña localidad del sudoeste de Inglaterra son lo suficientemente elevados como para prescindir de los pantalones largos reglamentarios. Un método de protesta que no consideran para nada incómodo y sí "muy refrescante".