Las autoridades sanitarias de Estados Unidos han aprobado el uso de varios tratamientos contra la malaria en pacientes de covid-19, menos de dos semanas después de que el presidente Donald Trump ordenara acelerar los ensayos clínicos con fármacos potencialmente efectivos contra las crisis respiratorias agudas provocadas por el nuevo coronavirus. El visto bueno de las autoridades se traducirá en la distribución de millones de dosis de sulfato de hidroxicloroquina y fosfato de cloroquina entre los hospitales del país. La decisión no está exenta de riesgos porque hasta ahora solo se han hecho estudios parciales con la cloroquina y sus derivados, tratamientos que no cuentan por el momento con la aprobación de la Organización Mundial de la Salud.

Los tratamientos antimalaria empezaron a aplicarse la semana pasada en varios ensayos clínicos en Nueva York, donde el lunes se habían registrado más de 165.000 contagios y 3.000 fallecidos. La Secretaría de Salud aseguró que los beneficios potenciales de estos fármacos superan a sus riesgos, aunque también reconoció que hasta ahora no hay más que «indicios anecdóticos» sobre sus beneficios en pacientes hospitalizados de covid-19.

Dos farmacéuticas alemanas se han comprometido a enviar al Gobierno federal millones de dosis para que sean distribuidas en los hospitales. Sandoz donará 30 millones de dosis de hidroxicloroquina, mientras Bayer hará lo propio con un millón de dosis de cloroquina. Sus propiedades antiinflamatorias están demostradas y falta saber si son también efectivos como antivirales. Los pequeños estudios realizados hasta ahora en China y Francia no arrojan más que resultados parciales.

Algunos médicos ya han advertido que estos fármacos tienen también efectos secundarios conocidos que podrían acarrear consecuencias letales para ciertos tipos de pacientes. Particularmente aquellos con problemas de corazón y aquellos que toman antidepresivos que afectan al ritmo cardiaco.