Guillem Montoro tiene 22 años y mañana se convertirá en concejal en la localidad valenciana de Paiporta. Sería solo uno más de los más de 600.000 concejales que se han elegido en España desde la restauración de la democracia si no fuera por el hecho de que nació mujer, ahora es hombre y lo dice. En eso es único. «Nadie debe imponer quién eres», resalta. «Aunque muchos consideren que es algo normal, este nombramiento supone un antes y un después en la política valenciana y nacional, ya que soy el primer hombre concejal transexual visible del Estado español», presumió ayer, en la sala de prensa pequeña pero abarrotada del consistorio de Paiporta. Y promete dar guerra. «Aquí está la resistencia trans», anunció.

Antes que él, Manuela Trasobares fue concejala en la localidad castellonense de Geldo tras seguir el camino inverso y el propio Montoro cuenta que en Canarias también hubo un hombre trans que fue concejal hace tres legislaturas.

Montoro, en cambio, dio la cara en una exitosa convocatoria que tuvo lugar ayer y que refuerza los motivos que le animaron a dar el paso. «Mi nombramiento y este ejercicio de visibilidad son tan necesarios porque las realidades trans todavía necesitan ser verbalizadas», explicó. «Hay que luchar contra el estigma y los estereotipos porque las personas trans también somos ciudadanos y necesitamos inclusión, somos personas de a pie, con estudios y familia. Somos como cualquier otra persona, no somos menos», defendió.

Insultos

Montoro explicó que desde que anunció su nombramiento y su condición de trans ha recibido insultos y presiones. «Aunque pensemos que todo está hecho, seguimos sufriendo actos de transfobia constantes. Un mero ejemplo son los comentarios que he recibido en los últimos días en los que me han llamado ‘ser antinatura’ y ‘no normal’», reprochó. También reveló que hay quien le pidió que mantuviera su identidad «en el ámbito privado» y afirmó que «se sigue pensando que la transexualidad es algo de lo que avergonzarse, que lesbianas, gais y bisexuales tenemos que mantener en el ámbito privado nuestra identidad como si el heterocentrismo imperante no fuera una ostentación de la heterosexualidad».

El inminente concejal de Compromís aspira a dejar de ser un caso aislado. «Mi nombramiento debería servir para que haya más referentes en la sociedad española. Que los jóvenes que no ven salidas, que tienen miedo, vean a una persona visible en un puesto de responsabilidad y se den cuenta de que no pasa nada, que hay que seguir para adelante y que hay un futuro», apuntó.

Montoro recalcó también la necesidad que tienen los jóvenes LGTBI de «referentes visibles para saber que no están solos» y en su caso puso como ejemplo a la ahora diputada socialista en la Asamblea de Madrid Carla Antonelli. Según explicó, de los jóvenes acosados por distintos motivos, ellos son los que más aislados pueden quedarse y puso como ejemplo a Alan, el adolescente que se suicidó en Barcelona hace unos años.

«Quien sufre acoso por tener sobrepeso puede ir a su casa y contarlo, también si es de una etnia diferente, pero si es por ser lesbiana, gay, transexual o bisexual, lo más probable es que lo tenga que sufrir en soledad, porque seguramente no lo podrá contar en casa porque no lo saben», analizó.