“Advertí del peligro a mis avisé a mis invitados pensando en que alguien se podía partir un pie, pero jamás pensé que allí cupiera un niño, eso no me lo voy a perdonar nunca”. David Serrano, el dueño de la finca de Totalán donde estaba el pozo al que cayó el pequeño Julen, compareció este lunes ante la prensa para dar su versión de lo ocurrido el pasado 13 de enero y descargar cualquier posible responsabilidad penal en el pocero Antonio Sánchez, al que acusó de no tapar la perforación. Sus abogados han asegurado que el hombre, vinculado a la familia del niño, está personado en la causa pero solo ha declarado en calidad de testigo.

El cuerpo del pequeño fue localizado 300 horas después de precipitarse por el pozo a 71 metros de profundidad, y tras unas complicadas labores de ingeniería para cavar un tunel paralelo. Serrano explicó que adquirió la parcela hace cuatro meses para poner una plantación de aguacates, “y quería llevar unos caballillos, por eso quería buscar agua, maldita la hora...”, se lamentó. Una vez que el pocero hizo la prospección en busca de agua, sin éxito, dejó una montaña de arena en forma de volcán alrededor del agujero, por lo que días después llamó a un amigo para retirar esa tierra y “hacer una pequeña zapata para el muro de contención”. No pensaba hacer una vivienda ilegal, rechazó. Una zanja en forma de L al final de la cual estaba el pozo, “que iba a quedar tapado” por dicho muro de hormigón. Antes de que el proyecto se llevara a cabo, el día 13 de enero invitó a unos primos de su mujer, la familia de Julen, a pasar el día en el campo en torno a una paella. “Advertí del peligro”, insistió, señalando muy afectado que, no obstante, “no me lo voy a perdonar nunca no haber visto ese peligro ahí”. Es más, señala que “ha sido Julen, pero podría haber sido mi niña chiquita de dos años”, que también estaba ese día, la que cayera por el agujero. “Desde ese día, todo me da igual”, aseguró.

UN ACCIDENTE

Pero más allá de dar su versión de lo ocurrido, Serrano trata de desvincularse de cualquier responsabilidad legal en lo ocurrido, que el director general de la Guardia Civil ya afirmó hace unos días que “no puede ser otra cosa que homicidio imprudente”. En este sentido, Serrano estuvo acompañado en todo momento por su equipo de abogados de Marbella, que han recordado que se han personado en las diligencias como parte interesada, al ser en su finca, ya que el dueño de la propiedad no está imputado aún. Por eso, los letrados insistieron en que cualquier responsabilidad penal que se derivara del caso debería recaer en el pocero, que realizó la prospección y no la tapó.

También señalan al pocero como responsable de las irregularidades administrativas, ya que el pozo carecía de permisos o autorización de ningún tipo. En este sentido, según detalló uno de los letrados, Serrano estaba convencido de que la empresa de perforación tenía todas las licencias, apelando a que es el funcionamiento habitual de este tipo de empresas, que suelen hacerse cargo de la documentación pertinente. E incluso apuntó que la tramitación de los permisos requiere documentos de la empresa de perforación, por lo que entiende que difícilmente el pocero podía justificarse diciendo que pensaba que de la tramitación de los permisos se iba a encargar el dueño de la finca.

En este sentido, un arquitecto que colabora con los letrados cuestionó que, como aseguró el pocero ante la Guardia Civil, hubiera tapado la perforación con una piedra de quince kilos “que nadie salvo él vio” y que, además, suponía un incumplimiento de la normativa que obliga a sellar estas prospecciones, por lo que no dudaron en calificar la actitud del pocero como “negligente”. Así, insistieron en que Serrano fue quien acabó tapando el agujero con dos de los ladrillos de hormigón que se iban a usar en el muro de contención

Tras criticar que, por la mediatización de caso, “tiene que hacer un culpable porque sí”, el equipo jurídico que asesora a Serrano quiso comparar la situación con un lamentable accidente doméstico, apelando a la dificultad de ser consciente de la dimensión del peligro. “Era imposible prevenir que ese agujero se tragase a un niño”, señalaron, subrayando además que la propia Guardia Civil llegó a dudar en las primeras horas acerca de que el menor se hubiera caído al pozo.