Los dos detenidos por la presunta agresión sexual a una joven de 17 años en la sala Razzmatazz de Barcelona el viernes por la noche salieron ayer en libertad después de que los padres de la menor decidieran no denunciar y la fiscalía desistiera de ejercer acciones penales. Tanto los progenitores de la víctima como la acusación pública, de común acuerdo con la familia, tomaron la decisión por el «interés» de la menor, que se encuentra en una situación «emocional» complicada. Un proceso judicial podría empeorar su salud.

Los delitos sexuales solo son perseguibles penalmente por parte de la víctima que los ha sufrido o por la fiscalía. El juez de Barcelona Juan Emilio Vila Mayo, que el pasado sábado recibió la comunicación del Hospital Clínic sobre la supuesta violación, acordó ayer no incoar un proceso y dejó sin efecto la detención de los dos arrestados. La decisión se basa en el artículo 191 del Código Penal. El magistrado, por tanto, decidió dejar en libertad a los dos sospechosos, cuya detención prorrogó el juez de guardia el martes, después de que la menor y sus padres comparecieran ayer en los juzgados de Barcelona. En un principio, estaba previsto que la muchacha declarara y después hicieran lo mismo los dos arrestados, que siempre habían negado que hubieran agredido sexualmente a la chica. Sin embargo, al decidir la familia de la joven y la fiscalía no presentar denuncia, la maquinaria judicial se frenó y no se llegó ni a abrir formalmente una investigación judicial.

Ni las pesquisas de los Mossos, ni tampoco el examen que se practicó a la joven en el Hospital Clínic horas después de la supuesta agresión, encontraron pruebas sólidas de que se hubiera producido la agresión sexual denunciada. La policía apunta en su atestado que los dos sospechosos mantuvieron con ella relaciones «consentidas», aunque el hecho de que se trate de una menor a la que se suministró alcohol y drogas indica que los investigados podrían haber cometido igualmente un delito sexual.