Qué tal leen las niñas y losniños españoles? ¿Lo hacen fluidamente? ¿Comprenden lo que están leyendo? ¿Son capaces de argumentar a favor y en contra de un texto? Son preguntas que debería responder el informe PISA, el programa internacional para evaluar a los estudiantes de 15 años y cuyas conclusiones se conocerán el martes. Tras detectar anomalías en España, la OCDE ha decidido aplazar la publicación de los datos sobre la lectura. A falta de este estudio, contactamos con profesoras de Secundaria y Primaria para hacerles una pregunta: ¿Comprenden los menores lo que están leyendo?

La respuesta es variada y no invita precisamente al entusiasmo. En lo que todas las docentes están de acuerdo es que la comprensión lectora debe empezar a trabajarse no ya en Primaria sino en último curso de Infantil (cinco años). Si no, cuando esos alumnos llegan al instituto ya es demasiado tarde.

«Da igual lo bien que lea un alumno o lo bien que sume y reste, si no es capaz de comprender textos o frases está abocado al fracaso escolar en todas las asignaturas. No es una cuestión solo de Lengua o Literatura. Estamos delante de un problema gravísimo porque comprender es la base de todo». Así lo advierte Adriana Espinos, profesora de Lengua y Literatura en un instituto madrileño, con alumnos de entre 12 y 18 años. «Les reparto recortes de noticias y saben leerlos. Pero si les doy un artículo de opinión son incapaces de ver si el autor, por ejemplo, ha utilizado la ironía. Tampoco son capaces de hacer una crítica con argumentos a favor y en contra».

Espinos destaca que el problema se origina en Primaria, donde los maestros se encuentran con un currículo enorme que les obliga a enseñar contenidos innecesarios en ese momento y les impide insistir en la comprensión lectora.

Primaria es fundamental, pero en Infantil ya se deberían poner los primeros cimientos respetando, claro está, el nivel madurativo de cada niño. Pilar Martínez, mamá de una niña de seis años, se dio cuenta de la importancia de la comprensión lectora cuando, el curso pasado, la maestra de Infantil le comentó, pletórica, lo bien que comprendía su hija. «Me da un poco igual si, a esta edad, los niños leen bien o mal. Lo que quiero es que comprendan lo que leen. Si no se consigue es uno de los principales factores de fracaso escolar», le comentó en aquella ocasión. En primero de Infantil, en el colegio concertado al que acude la hija de Pilar, los niños tienen un libro titulado Compresión lectora en el que tienen que relacionar pequeñas frases -por ejemplo, las normas de una piscina- con fotos.

Atención y paciencia

Las nuevas tecnologías han hecho que el lenguaje de los más jóvenes pase de ser escrito a visual. «Un texto escrito les cuesta porque requiere atención y paciencia, dos asignaturas pendientes», explica una profesora de Secundaria que prefiere no dar su nombre. No se trata de un obstáculo especialmente grave porque es cuestión de «práctica y esfuerzo». Lo que tiene menos solución, añade, son los estudiantes de ESO y Bachillerato que saben leer pero son analfabetos funcionales. «Leen, sí. Pero si les preguntas qué han leído no te lo saben decir», advierte.

Si la comprensión lectora no sienta sus bases en el último año de Infantil y Primaria, cuando los menores llegan a Secundaria ya es tarde. Marta Babé, profesora de instituto y miembro de la asociación Mejora tu Escuela Pública, asegura que la mayoría de sus alumnos no tienen mucho interés en aprender y solo quieren aprobar el examen. «No atienden, no estudian, no leen, no hacen ejercicios, así que el día del examen dicen que se estresan. ¿Por qué? Porque han adquirido pocos conocimientos y creen que leyéndolo unas horas antes es suficiente para aprender. Les cuesta escuchar y mucho más razonar, así que se pierden lo maravilloso que es descubrir cosas nuevas».